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o sé exactamente como empezar. Es que digamos que me han propuesto una cosa, de la cual os voy a tener que hablar, porque, no es que sea una terapia, pero supongo que, ciertamente, muchas personas lo tendrían que hacer, diciendo tal vez que tengo unos amigos con un gran sentido del humor, algunos un poco cortos y otros muy listos. Quiero hacer constar en apta que no es un juego, simplemente una manera de afrontar un bache en mi manera de ser. Vale, una vez llegado a este punto os hare las presentaciones necesarias.
Primero pondremos al palurdo de Andrés, el típico hijo de mama, que aún le pelan las patatas. A ver no es por meterme con él, pero en cierta manera, es así; para que me entendáis, ya no sabemos dónde meterlo. Cuando salimos de marcha por el paseo marítimo, es el único que no se junta con el grupo, ni nuestro ni de las mujeres. Con cariño, le llamamos Calimero, porque rara vez saldrá del huevo, simplemente para comprar el pan y el periódico, otra habilidad que a veces le cuesta porque como está la dependienta, que lo atiende tan bien que lo hace enrojecer cada dos por tres. En vez de afrontar sus miedos, al contrario, se va a otro quiosco donde no haya dependienta, y en su defecto este el típico dependiente andrajoso que no se ha movido del estanco de sus padres para seguir la tradición. En fin, este chico es un caso. Además otro defecto que tiene es que cuando ve a alguna mujer que le gusta, lo único que hace es sudar como un pollo, y tartamudear, sin más.
En segundo lugar está Charlie, este es todo lo contrario a Andrés, de hecho. A este, cuando lo bautizaron, aún no nos explicamos cómo lo hicieron porque To dios lo conoce. Es el típico que cuando vamos a un bar, siempre le tienen sitio VIP y cosas así. A ver de este no tengo nada que decir; bueno si que le tengo envidia, se lleva a todas las mujeres que quiere. En una noche incluso se tiró a dos gemelas, pero la cosa no salió bien cuando la madre se enteró de que le puso los cuernos. Son pequeñas historias que hacen a este gran hombre. Solo tiene un pequeño problema y es que es muy suyo, nunca mira el lado que puede hacer doler más a las personas, según él, las personas, son muy por debajo de sus expectativas, pequeñas hormigas pioneras y él, en su defecto, perdón aquí, me he equivocado yo, en su resplandeciente magnificencia, estaría sentado en un trono con un látigo de siete colas, porque no había de más colas en la tienda cuando fuimos a comprárselo.
En tercer lugar, y ya estamos en el ecuador del grupo, está Pedro que es el tío que apuesta menos por la libertad de la homosexualidad en el mundo, no cree que se pueda tener sexo con el mismo sexo, a eso le llama tener mucho amor propio. Entre hombres, porque lo que se dice verlo entre mujeres, claramente lo pone como las cabras, hablando mal. Digamos que este es el típico chico con las ideas más claras a su manera de ver de cómo serían las cosas si el gobernara en el país. Horca para los homosexuales y una bañera de barro para las lesbianas. Digamos que entra en su plano de utopía personal. Es el que mejor se lleva con Charlie, aunque siempre acaba de lado en las citas del “Rey”, pero siempre está allí para apoyar sus historias, y sus andanzas con mozas de poca ropa y ver que su amigo en sí, es el macho que él nunca llegará a ser. Con cariño le llamamos Triangulo, porque siempre nos acompaña a todas nuestras primeras citas, y quien no agradece el oír mientras te estás magreando por primera vez, “que buena moza, métele el manubrio entero, cuando aparezca la oportunidad”. En definitiva, como en todos los grupos, Pedro es el bocazas, el burro, y el de menos entender las maneras de pensar de otras personas.
En cuarto lugar está Ricardo, que aunque crea que no lo sabemos, todos sabemos que, algún día saldrá del armario o del capullo, para salir mariposa. De pequeño, siempre jugaba a las barbies, y aunque el dijera que su prima, que de esta ya tendremos tiempo para hablar, aunque salir ya ha salido, se los había olvidado era mentira, muy gorda por cierto, porque todos sabíamos que a su prima, como bien le coronó la fama le gustaba poner a los soldaditos de plomo. Pero bueno Ricky como lo conocemos cariñosamente hablando. Es el típico chico que aunque diga que le gustan las mujeres pero aún no ha encontrado la suya, eso es mentira, porque las mujeres más guapas de todos los bares, del barrio, de Palma en sí alguna vez se han desilusionado al ponerlo cachondo, y notar que cuando miraba el culo del cachas de donde fuera, lo suyo funcionaba; por eso la relación con Pedro no es muy buena. Más bien tirando a gruesa.
En quinto lugar esta Alfonso, que de este no puedo decir mucho, bueno si, simplemente puedo decir que es la persona más sensible que he conocido y conoceré jamás. Siempre está en su “estudio”, que en realidad es la casa de sus padres, para ser más concreto en el garaje. Y digo que es sensible no porque llore al cortar una cebolla, sino porque digamos que ve una película de amoríos imposibles y ya empieza a llorar como una María Magdalena, también le suele pasar cuando ve una apuesta de sol, una golondrina pasar por delante de sus ojos, y sobre todo, cuando cree que está mortalmente enfermo. A ver si, es la típica persona que llevaríais para que lo encerraran pero no, nosotros simplemente lo tenemos, más que nada para, cuando éramos pequeños, para escribir cartas de amor. Y ahora que casi todos estamos casados y con hijos, pues para que nos haga cuadros para los suegros, y nos escriba cartas, en fechas importantes como, ya pueden ser San Valentín, aniversarios, santos. Vamos fechas señaladas. De las cuales, todos solemos olvidarnos, todos menos él, por eso es el único que tiene todos los teléfonos de los cinco. Es nuestro nexo de unión. También escribe, aparte de pintar y llorar, escribe en una pequeña revista que hace unos diez años se público, la revista es muy independista, cosa que no le ayuda a pagar digamos un carajo, pero bueno para eso tenemos la librería que el llevó a que se hiciera famosa en Palma, si, es famosa, por ser la librería que solo tiene cinco clientes, bueno y una mujer que va a limpiar, pero esa es su madre así que los otros cinco, ya los conocéis.
Por último, para que veáis que se dejar lo bueno para el final, digamos que yo, Armando. Siempre dejo en último lugar los sentimientos, es una cosa que no va conmigo, y lo que es lo mismo, no creo en magia, en hadas, en bosques encantados, y otra cosa bastante importante, es que al único al que tengo fe es a mí mismo. Es igual si en el cine, una peli me hace llorar, me giro veo al de al lado y entonces mis lágrimas se secan ayudándome a reírme de los demás, de todos, menos de mis amigos, que aunque no lo parezca, también tengo mis principios. Soy el bufón del grupo, me ayuda a llamar la atención, y también me río mucho de los demás.
Ahora que ya me conoces, más o menos supongo que entenderás a que venía lo del juego que he dicho en un principio.
Todo empezó por culpa de… Llamémosle priva, llamémosle ganas de perder el tiempo, pero lo que sí es verdad, es que todos lo vimos un poco como una manera de salir de esa maraña que nos convierte a ser como somos en realidad. El caso es que “el Rey” Charlie se alzó, alzando la copa en sí. Y diciendo unas palabras que marcaron en el resto de la mesa. Y fueron estas:
-Podríamos, digo podríamos, porque siempre os quejáis de que no juego con vosotros. A hacer un cambio de vida.- Nos miramos mutuamente los demás del grupo, sin entender una palabra.- Si hombre ya me entendéis a enfrentar nuestros propios miedos, y eso lo haremos en unos seis meses. ¿Qué os parece la idea?
-Pues lo cierto es que no lo entiendo muy bien.- Contesté yo muy conmocionado.
-De eso se trata, por ejemplo, yo tendría que cambiar, pues, por ejemplo quedándome con una chica, que eso, creáis o no, para mí es muy difícil. El resto de la mesa, tendréis que pensar en lo que más os pese en vuestras vidas.
Y así dio comienzo nuestra tortura, siempre claro está hablando entre comillas. Os invito, para que veáis la charada de mi vida. Bienvenidos seáis.
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