miércoles, 3 de septiembre de 2008

Conóceme XXIX

S

eñoras y señores, porque como dice el dicho, las damas primero. Tengo que ponerme serio, después de que todo lo de mis amigos Ricardo y Pedro, llega el drama. Sí, ya sé que dije que sería cómico el recordar momentos junto con mis amigos, pero este, este momento es dramático para Charlie, desde el gatillazo no hace más que hablarle a la pared, buscarse en la penumbra de un psicólogo conocido y otras cosas que no me acuerdo en este momento. Pero supongo que a la larga resurgirá de entre sus cenizas como fénix en las leyendas, el gran Charlie, el “Rey”.

Me llamó, al poco de haberle hecho la jugarreta a Pedro, estaba preocupado, según él, decía que los somníferos, los antidepresivos no iban y que lo único que conseguía era desesperación.

-Armando, ayúdame, necesito ayuda.

-¿No vas a un psicólogo?

-Sí, y a un psiquiatra, pero no me sirven. Sé que en circunstancias normales no te pediría esto, pero es que estoy desesperado, por favor, hazlo por los viejos tiempos.

-Según que, yo no lo puedo hacer ¿qué quieres?

-Viagra, necesito de esas pastillas azules que lo curan todo, por favor, las necesito. Digamos que mi amigo Alfredo las tomaba y le fue bien, por favor estoy desesperado.

-¿Alfredo el de la gasolinera?

-No, mi amigo imaginario- si, ya, estaba como una regadera como os había dicho antes, pero no creía que estuviera tan mal-, el se las toma para probar experiencias con Juana, mi otra amiga. Incluso me han invitado para hacer un trío.

-Charlie ¿a ver si lo que necesitas es ir a rehabilitación de adictos al sexo? Y no seguir más por allí, buscando imaginaciones y pajas mentales, tío levanta la cabeza.

-No soy adicto a nada.

-¿Ves? Ese es uno de los primeros síntomas, la negación.

-Oh, por Dios he caído muy bajo, no lo entiendo.

-¿El trabajo no te va bien?

-No, porque todas las clientas nuevas quieren probar el sex appeal de Charlie y yo lo único que tengo para darles son tarjetas de visita, estoy mal, acabado, no lo puedo soportar.

-¿Pero la vida en pareja bien, o no?

-Sí, pero sin sexo ¿es que no lo entiendes?

Entendía más de lo que afirmaba, el sexo para Charlie, era como respirar para una persona normal, era indispensable. No se había encontrado nunca con un problema así, incluso cuando lo intentó hacer con una yegua- esto es una historia larga de contar, apuestas y otras cosas entraron en juego-, pero claro, tenía una mujer que lo adoraba, una casa incluso un hijo al cual cuidar, pero claro le faltaba la guinda del pastel, el sexo. Dichoso regalo que Dios nos pone delante de los ojos y nosotros, por mequetrefes muchas veces lo perdemos por inútiles.

-No te preocupes Charlie, encontraremos una salida, a Inés no le importará el que tú estés así ¿o sí?

-No, simplemente me hiere en el orgullo de macho que tengo, he servido a las camas más inservibles, me he acostado incluso con tres mujeres a la vez y ¿por qué coño me pasa esto?

-El psicólogo te habrá dicho algo ¿verdad?

-Sí, y es que creo que Inés es como mi madre, por eso no… joder lo que sigue- se me echó a llorar, pero tenía que buscar solución-, eso es lo que me dijo un tío después de pasarme una hora de terapia y cien euros en la mesilla.

-¿Qué la ves como si fuera una madre? Eso sí que no me lo esperaba, pues joder, perdón que te diga esto, pero tienes una madre que quita el hipo, y además esta para chuparse los dedos, o lo que venga ¿qué más da?

-Sí lo sé ostia, lo que pasa es que estoy desesperado y no sé por dónde empezar, empezaría por el principio, pero también dicen que es un trauma de infancia o no sé que más chorradas, no creo que sea psicológico, simplemente que no funciono ya.

-Precisamente eso no creo que sea, al igual hay algo que te impida hacerle algo a Inés.

-¿Cómo no sea Bruno?

-¿A ver si va a ser por él que no se te levanta? Tráelo a casa cuando quieras, nosotros lo cuidaremos con mucho cuidado, no pases pena.

-Se puede probar, gracias Armando.

Supongo que entenderéis que al día siguiente Charlie trajo a Bruno a casa, para que se quedara a dormir. Charlie ni me miró, porque estuvo todo el rato haciendo reverencias mirando hacia abajo.

A las tres horas de haberme traído a Bruno, recibí una llamada, entender no entendí mucho hasta que no aparte el móvil de la oreja para ver qué número era el que llamaba, resultó ser el de Charlie, pero había algo que no entendía porque todo resultaron ser jadeos y más jadeos de placer. Perdón creo que me voy haciendo una pequeña idea. Creo que ayudé a otro amigo a salir de su abismo personal, cosa que seguro llevaría consecuencias secundarias.

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