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a cosa cambió, creo que después de la primera ecografía. Charlie, vio que algo se le estaba escapando de las manos, algo no iba del todo bien. Y eso amigos míos era la monotonía. Yo creo que a Charlie lo que le asustaba en sí, era la continuidad de junto con otra persona. Le asustaba el que alguna mujer lo conociera en realidad, le daba miedo dar el paso de “joder, estoy pasando el resto de mi vida con la persona que más quiero”, Charlie no era de esos, pero claro, se dio cuenta al ver la primera ecografía, donde más vale una imagen que mil palabras. Lo que pudo ver en el monitor de la pantalla es que era una niña, bueno eso no lo vio él, sino el médico y se lo explicó. Todo esto lo sé porque mi mujer también estuvo allí, digamos que era como una reportera enviada, para que me informase de todo, pero lo cierto es que volvió bastante afectada y no entendía el porqué.
-Cariño, verás, ay no sé cómo decirlo ¿tú…?
-¿Yo qué? Que me tienes en ascuas mujer.
-¿Tendrías otro hijo?
-Sí y un chalet en las afueras, me iría a la India durante un año, si es necesario y también me lo pensaría dos veces a la hora de tener un hijo. No digo que tener a Jaime no me guste, lo que te digo es que, con uno nos basta ¿no crees? Además mi sueldo, como sabes, es muy irregular y el tuyo, bueno por tu parte lo tenemos bastante bien porque son ricos, las cosas por su nombre, pero piensa que a mí, nunca me han querido como un buen yerno, las cosas como son, te vuelvo a decir.
-Ya, pero es que ahora que hemos vuelto…
En ese momento me sonó el móvil, salvado por la sintonía de My Sharona, esto no me lo esperaba, miré el móvil y vi que era Charlie, pasaba pena por si me volvía a jadear en el auricular, pero lo cogí porque al fin y al cabo es un amigo.
-Perdona Inés, es Charlie- dejé a mi mujer con la palabra en la boca y acto seguido lo salude como siempre- dígamelo.
-Armando, tango que hacer una reunión de amigos, necesito consejo y ¿quién mejor que vosotros?
-De acuerdo pero ¿has bebido Charlie?
-Solo dos cajas de un whisky que tenía por casa, nada más.
Me apresuré a llamar a los demás y volvía a llamarlo.
-Charlie, quedamos dentro de media hora en el punto y aparte, para hacer un consejo de sabios, ya me entiendes.
Accedió y entonces yo me vestí corriendo para salir al paso de alguno de los otros cinco. Inés estaba preocupada, porque mientras hablaba con Charlie, ella recibió otra llamada de Inés.
-¿Qué sucede Armando?
-No lo sé, lo único que sé, es que Charlie ha bebido, cosa que nunca hace, pero por el momento no sé nada más.
-Llámame y no me tengas preocupada.
Le hice una señal de aprobación y me encaminé hacía la salida. Bajé lo más rápido que pensando que había pasado algo gordo, pensando en desgracias antes que en otra cosa, no está la idea. Pensaba en que igual Inés le había hecho daño a Charlie, pero sonaba descabellado, porque siempre solía ser al revés. Llegué a pensar que también podría sufrir otra vez, el temido gatillazo que tanto lo carcomió en su día. En fin le estuve dando vueltas a la sesera, sin llegar a nada en concreto, una vez abajo, me encontré de golpe con una cosa en la que no quería pensar en ese momento, me encontré con Blanca.
-Hola Armando ¿qué tal andas?
-Hombre, andar, andar no ando precisamente, pero es que tengo prisa.
-He venido aquí porque como te echaba de menos.
-Blanca, te juro que mañana te llamo- estuve pensando a la velocidad de la luz, pensando en que quizás no pasaría nada si se venía con nosotros- ¿te apetece venir a tomar algo con unos amigos, con mis amigos y conmigo?
-No estaría mal, para empezar.
Ella me cogió la mano y a continuación me abrazó, no sabía qué hacer, tenía la mente en blanco, solo pensaba en lo que le pasaba a Charlie, cuando de pronto noté unos labios carnosos rozando los míos. No tuve más remedio que responderle con otro, cuando de pronto vi que bajaba Inés. Solté todo lo que tenía en las manos en ese momento, manos, culo, tetas, lo que tuviera, era igual y le saludé.
-Cariño ¿qué haces aquí abajo?
-Como has bajado corriendo, te has olvidado la basura y he bajado yo. ¿Quién es ella?
-Ah, Blanca Verdaguer, mi mujer Inés.
-Ah, por lo que tengo entendido tú también estudias para enfermera ¿no es así?
-Sí, digamos que estudio enfermería porque hace poco me detectaron un cáncer que al final no resulto ser más que una mancha, bueno una historia trágica por decirlo de alguna manera, menos mal que Armando estaba allí para apoyarme.
-¿Tú estabas para ayudarla? ¿Cuándo?
-Poco antes de que viniera a vivir aquí contigo. Antes de que malpienses no pasó nada entre nosotros. Bueno chicas que me marcho a ayudar a Charlie.
Me marché corriendo, sin saber donde iba exactamente, al cabo de unos diez minutos llegué a la puerta del punto y aparte, todos mis amigos estaban dentro y con unas caras largas, que no eran normales. Entré saludando a todo el mundo como siempre, sin dejarme a nadie.
-Bienvenido- soltó Alfonso con un tono irónico que no era el suyo- llegas tarde ¿lo sabes? Aquí hay gente que mañana madruga para trabajar.
Estaban todos, los conté por estado de ánimo. Alfonso estaba frustrado porque últimamente no trabajaba como antes, Pedro estaba avergonzado porque un mariquita lo había besado, Charlie estaba hundido no sabía todavía porque, Ricardo estaba encantado porque por primera vez era él el que tenía la sartén por el mango y no al revés, como siempre. Andrés en cambio estaba cabreado, porque por lo que me enteré tenía a Nuria esperándole en la cama de su primo, si suena mal, pero es que aprovechaban una casa que estaba vacía desde hacía varios meses.
-Chicos, el problema es que yo abandono, lo siento, lo intenté, pero es que fue ver la ecografía y cagarme vivo, he visto como se movía, como se daba vueltas, el corazón le latía y ya se empiezan a marcar los primeros dedos. Sé que parecería una tontería, pero cada una de estas cosas que os he comentado me han recordado la libertad que tenía antes. Y ahora lo único que veo es que me quieren atrapar, me quieren tener con un collar de pinchos puesto al revés.
“No sé si entendéis mi desespero, pero yo abandono, cambiad vosotros si queréis, ya veo que os va bien, yo en cambio seguiré siendo el mismo bala perdida que he sido hasta ahora, rezaré noche y día para que las cosas os salgan bien y no dejaré que nada impida que seáis felices.
-No digas tonterías primo, mira lo de estar en pareja, no lo he entendido hasta ahora, puede que tú tampoco, pero como te estás acostumbrando temes de que esta persona te quiera de verdad, así que, si no tiene más tonterías que decir… me largo. Ah, por cierto enhorabuena, por tu niña- Andrés, parecía un tanto frío con su primo y no duró mucho tiempo en la conversación porque se marchó en el acto.
-Charlie ¿has pensado en las consecuencias que puede llevar eso? Piensa que ella te dio una casa, un hijo, todo lo que un hombre quiere en años, tú lo has conseguido en meses de esfuerzo, para ahora tirar por la borda, eres un poco descerebrado ¿no te parece?- Dijo Ricardo sin ánimo de ofender a nadie- Chicos, Pedro, si me permitís, me tengo que ir porque el show no puede empezar sin mí, entendedme tengo una reputación que mantener.- Así que también se marchó.
-Charlie, mira yo sensible, sabes que no lo soy, pero tengo que decirte una sola cosa, no hagas tonterías, porque el día que te das cuenta, pierdes a la persona que quieres- dijo Pedro, aunque todos nos miramos de reojo porque no entendíamos porque decía eso- tengo que irme que he dejado a mi hermano solo en casa, con mis monstruos, digo hijos, lo lamento, en caso de necesitar ayuda, llamadme de nuevo.
-Charlie, Charlie, Charlie ¿Quién te dijo una vez no te rías de los sentimientos ajenos que algún día te pasarán factura? Creo que fui yo, pero lo que te vengo a decir, es que te reías de los demás hasta el momento, porque nunca te habías enamorado, y ahora mírate, borracho y llorando a moco tendido.- Dijo Alfonso que me hizo señales para que continuara con el discurso, porque a continuación venía su escusa para irse- Bueno si no os importa, me tengo que ir, porque mañana tengo que entregar un trabajo a un editor y por el momento solo tengo un borrador de nada, chicos os veo.
Una vez nos quedamos solos, Charlie miró a su alrededor y se hundió al ver que simplemente estábamos él y yo solos, me miró a los ojos y entre sollozos logró decirme:
-Armando, seguro que pensarás que soy un perdedor, tengo una mujer que me quiere, un hijo que, aunque no sea mío, me adora.
-Nunca he pensado eso, simplemente, alguna que otra vez he pensado en ser como tú, eso sí, sobre todo cuando me decías las chicas con las que habías estado, simplemente eso, porque lo de ser tan conocido no me gustaba tanto.
-Mi vida está llena de agujeros, aunque parezca mentira, os envidio chicos, a todos, incluso a mi primo que nos ha demostrado a todos, incluido a mí, que puede tener pareja más estable que yo. Alfonso también tiene su reputación entre la sociedad artística, incluso Pedro tiene un negocio casi suyo, que ha logrado mantener a flote con años de darse contra el suelo. Yo en cambio, lo único que he conseguido es tener siempre la cama llena de aromas extravagantes, muchas chicas y que la gente me conozca. Esto no lo sabe mucha gente, solo tú y yo. Así que te agradecería que no comentaras nada a nadie.
-No te preocupes, lo que tendrías que hacer ahora, lo mínimo es llamar a Inés y decirle que la quieres, que simplemente has querido venir a tomar algo con nosotros para celebrar que era otra niña y ya está. Aunque parezca mentira va bien y otra cosa, no te comas la cabeza por lo de la monotonía. La monotonía para que me entienda un tío como tú es tener siempre la cama caliente en invierno, es tener un cuerpo al que explorar a fondo y otras cosas buenas. No temas Charlie, todo te irá bien, todos te queremos bien, el juego lo iniciaste tú, no te puedes echar para atrás ahora. A ti te esperan, una mujer y dos hijos a los que cuidar.
Mientras se lavaba las lágrimas de los ojos y sorbía unos cuantos mocos que le sobresalían, me comentó:
-Tienes razón, es mi familia. Cuando llegue a casa lo primero que haré será romper la custodia de Bruno a su padre y lo cuidaremos nosotros, porque a partir de ahora seremos una familia.
Me abrazó y luego nos miramos, pensando quizás en el tiempo que pasó, para que nos diéramos cuenta de que todos tomábamos caminos distintos, unos para bien, otros para mejor, pero cada uno cogía su camino, para luego torcer o seguir recto, nunca se sabía qué.
Al despedirme de Charlie, seguí mi camino, debían pasar las doce de la noche, pero es que el luna brillaba con un candor que no se puede explicar. Entonces caí en la cuenta de que dejé a Blanca hablando con mi mujer, no me fiaba, sabía que alguna gorda me caería, por una parte o por la otra, pero ahora mismo, solo tenía tiempo para estar pensando en mis amigos, en los momentos que pasamos juntos y en todas las fechorías que un día soñamos hacer. Ahora simplemente eran como pedazos de historia marcadas de por vida en la memoria, pero el camino seguía y nosotros con él.
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