lunes, 6 de abril de 2009

La sed del cazador


En la oscuridad se puede
escuchar el palpitar
de un cazador que,
tan solo enseña su arma
a la luz de la luna,
esta es mi historia.

Te envío señales,
pequeñas triquiñuelas
de las que me desprendo
por no tenerte a mi lado,
vago en las noches mas oscuras
y campo con seguridad,
en silencio entre las sombras.

Mis ojos están inyectos en sangre
que muchas veces consigo de
ínfimos animales que se topan
en mi camino,
otras, suelen ser
mujeres sinvergüenza que
abren un mundo para mí
deseo, fácil presa, la verdad.

Pero hace doscientos años
que ando buscando una compañera,
alguen con quien cazar,
pues tengo muchas ventajas,
a la vez que inconvenientes.

Tengo a la luna como compañera
aunque nadie la pueda apreciar,
tengo un corazón que late,
nada más para cazar
y tengo unas lágrimas
que se convierten en cristal,
hace ya años que no veo
mi reflejo en un espejo,
hace tiempo que sufro la inmortalidad.

Tan solo es un mordisco,
uno y ya está, eres bella
y podríamos juntos,
apreciar nuestro eternidad,
abrazame pues es nuestro pasaje
a querernos para siempre
en un mundo lleno de rosas negras,
donde el tiempo se congela,
donde tan solo nosotros bailaremos
al paso de nuestro compás,
¿no lo oyes?
A lo lejos se puede oir
el rugido de un pesar,
mi soledad, acompañame y juntos
latiremos en este, nuestro mundo,
la más íntima negrura
y tu y yo abrazados
mientras la ciudad
va cambiando
a nuestro alrededor.
By Lan

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