lunes, 28 de abril de 2008

Arte

E

n las paredes colgaban cartones, troceados y encerados, metidos en bonitos marcos, y en el lado inferior izquierdo, colgaba un precio bastante elevado. Todos los cuadros superaban los mil quinientos euros y algunos incluso los diez mil.

En la sala donde se exponían todas estas obras de arte estaban todos y cada unos de los críticos de exposición, artistas y otros zorros del gremio. Se encontraban Ricardo Amortaja y Carlos Altaja, dos grandes críticos del arte moderno, mentes brillantes a la hora de catalogar una pieza.

Ricardo Amortaja, antes de ser un crítico respetado, fue artista de mucho nombre, por eso explicaba el qué de toda su sabiduría. Pero un buen día dejó de exponer, nadie sabe muy bien porque, pero dejó correr un gran telón de color negro entre la vida de artista bohemio y su vida en sí. Dejó de aparecer por esos círculos que los propios depredadores, por así decirlo, coincidían bastante. Pero al cabo de unos cuantos años, apareció en un diario de fama mundial, un nombre que nadie esperaba volver a ver, ya sea por tristeza u olvido; esta vez apareció como crítico, y lo cierto es que lo hacía casi tan bien como el dibujar o esculpir, como antaño, volvió Ricardo Amortaja, pero esta vez criticando, y/o apoyando.

Por otra parte Carlos Altaja, que ya desde becario era crítico, sin comerlo ni beberlo, alcanzó un estatus social muy grande, en el mundo del arte. Muchos fueron los artistas que, aún hoy en día tienen depresiones por su punto de vista, y otros en cambio, se llenan los bolsillos, es respetado, a la vez que temido, y nunca ofrece la otra mejilla, en cuestión de negocios. Hilarante y cínico es un gran padrino al que acogerse.

-Encuentro que el arte de Antolucci tiene un arte un tanto acartonado en el mundo del arte, ¿no es así caballeros?- Se veía en los ojos del artista que era feliz al exponer por primera vez delante de tantos colosos, que un día soñó en ser como ellos, puesto que no paraba de soltar bromas como esa en toda la noche. Enrico Antolucci, era un artista que había llegado a un apogeo en el mundo por vivir entre cartones durante muchos años. Y gracias a ellos se hizo famoso.

Tanto el crítico, como el artista derrumbado y solitario dejaron sus libretas y se miraron mutuamente, por una décima de segundo. Aunque entre ellos saltaban chispas, había momentos como esos que helaban la sangre de cualquiera, tensos y a la vez con un aire de complicidad y celosía que daba miedo verlo.

El resto de la noche fue como siempre suelen ser, en estos casos, larga, aburrida y llena de mucha hipocresía. Y cada personaje al final de la velada se fue para su correspondiente camino, su vida; y dejar a un lado, esa extravagante e ilusoria vida, que era la de cuadros, esculturas, fotografías e incluso alguna que otra modelo desnuda encima de un taburete posando.

Carlos, que en realidad era padre de dos hijos, y gracias a toda esa fama que tenía se pudo permitir uno de los palacetes mallorquines más grandes y lujosos de Mallorca. Que se encontraba en una travesía de la calle San Miguel. Su mujer, a la vez que secretaria, era afortunada por tener como marido a un hombre tan elegante y bien considerado por su profesión. Fue un romance que no duró mucho, porque al poco quedó embarazada de Miguelito el primer hijo de la familia y de repente se casaron; hacían buena pareja, y estaban muy bien compenetrados.

Ricardo, en cambio, como la vida le había dado muchas bofetadas en la vida, aún vivía en esos tiempos en los cuales, la soledad y la desesperación le habían carcomido parte de su vida. Residía en su pequeño estudio, que aún estaba lleno de esas pequeñas estrellas que en aquel entonces le hicieron brillar, y entre esos papeles, proyectos y otros menesteres, tenía un panel en el cual dejaban relucir las largas y violentas críticas de aquellos años pasados, firmadas por un tal Carlos Altaja, su gran competidor, en el mundo de la crítica, en el mundo en sí.

Aunque ni uno ni otro supieran que algún día sus caminos se cruzarían. Pasaron unos cinco años, como viento que, vertiginosamente, deja paso a grandes principiantes y ocaso a otros tantos veteranos.

Mientras Ricardo se encerraba en su estudio, tramaba una manera para dejar boquiabierto al mundo de hoy en día, a un mundo vanguardista, que daba paso a muchas otras “obras de arte” como neveras vacías que en su interior solo se podía descubrir legumbres podridas, o un cubo de basura con muchas rosas mustias. Él en cambio pensó en coger mucho laxante y, a su vez para quitar el mal olor, usar elementos químicos que disimularan un poco el mal olor. Era un paso para demostrar que tanto el arte como las otras muchas cosas que eclipsaban galerías de arte no era más, que mera y burdamente dicho, un coctel de vulgaridad, y muchas veces absurdos pretextos que hombres simples pueden hacer. Era su punto de vista, y nadie se lo iba a quitar.

Por otro lado a Carlos no le iba nada tan bien como esperaba. La vida le jugó una mala pasada, eso dio paso a su divorcio, se tiró al mundo de las apuestas de cualquier cosa, perdiendo así, mucho dinero del fondo familiar. Su hijo Miguelito ya no veía un padre en él veía al ogro que siempre tuvo, pero que nunca quiso ver. Su mujer, cansada de ser el segundo plato de “amiguitas”, drogas y otros tantos vicios que dejó atrás muchas veces. Atrás quedaron los tiempos gloriosos donde era reconocido como persona de alto standing. Una vez se miró en el espejo, y viendo que ese no era su reflejo, decidió volver al mundo donde perteneció para volver a brillar, allá alto en el cielo, haciendo lo que siempre se le dio bien, criticar a los demás.

Al cabo de unas cuantas semanas, coincidieron los dos polos opuestos, uno retraído por las desgracias, el otro intentando ocultar su felicidad ante la desesperación del otro. Pero eso no bastó, y Ricardo le tuvo que pasar un papel en mano donde le invitaba a su exposición, que volvía a exponer después de casi quince años. Carlos no pudo más que hacerle un gesto de asentimiento, y le sonrió, admitiendo así que se presentaría en ella.

El crítico nunca se pudo imaginar que el criticado sería él, pero dejaron pasar dos meses, para que Ricardo pudiera acabar su trabajo. Al cabo de ese tiempo, sus vidas se volvieron a cruzar.

De entre los muchos cuadros que se podían apreciar, todos tenían un tono de color marrón, otros en parte, tenían un tono rojo muy claro, se exhibían encima de taburetes, mujeres desnudas enfundadas con barro, todas enfangadas, en protesta de la madre tierra, esa madre que según decía el tríptico de la galería, el artista deja ver muy claramente estos tonos marrones para llamar la atención del espectador, es una clara y brillante crítica a la madre tierra. Carlos no le hizo mucho caso al prospecto, cuando de pronto, se encontró con un cuadro que no le cuadraba, de entre los tonos marrones, aparecían relieves hechos con papel, papel que él, personalmente conocía bastante bien. Al pie del cuadro rezaba a la atención de Carlos Altaja y en letra pequeña había en letras pequeñas, un texto que rezaba las raíces de un crítico como tú.

Entonces Carlos se derrumbó entendió que esos trozos de papel, esa sangre, ese compuesto era algo más que una simple obra maestra, era su vida plasmada como nadie nunca se lo había querido decir, ni describir. Le vinieron a la mente, las primeras críticas, y después de tantos años recordó el nombre de Ricardo Amortaja, y que por su culpa, quedó en el anonimato durante diez años. De sus ojos levemente empezaron a caer las primeras lágrimas, y descubrió que muchas veces la vida te da la espalda por culpa de burdas maneras de pensar. Él en cambio envió a muchos al olvido, otros a la desesperación, y otros aún hoy en día tenían éxito, entonces entendió que desde un principio, había estado jugando a criticar una mierda.

Cristal

Fue una noche llena de emociones, cuando fuimos a las discotecas de Cala Millor, donde hay mucho ambiente de fiesta, playas y muchas más razas que en otro sitio de Mallorca, por aquel entonces. Donde las luces de Neón dejan que las luciérnagas descansen, donde la playa, te da intimidad, allá en ese mundo que es la noche.

Nos dejamos perder entre la maraña de multitud, entre un club de hip hop donde estaba lleno de “colegas”, chicas guapas, preparadas para bailar, esos ritmos raros, y muy obscenos; y otro por otra parte que era más bien discoteca, con muy buen ambiente, un billar, una barra, una camarera que estaba bastante bien, y un sinfín de cualidades que ahora mismo no me acuerdo. Bueno lo dicho, cuando entramos allí, encontré a un conocido de mi padre, un compañero de trabajo, Diego, junto con su primo y un amigo, nos saludamos, nos estrechamos las manos, y cada uno fue por su camino.

Al cabo de una o dos horas, encontré al amigo de Diego que se estaba poniendo las botas con una chica, que lo cierto no estaba nada mal; entonces Diego vino con nosotros, visto que su acompañante tenía planes para toda la noche, se vino con su primo a la terraza, que dejaba ver toda la calle principal de Cala Millor. Me ofreció darle una calada a un porro y la acepté, porque quien más quien menos estaba de fiesta. Pero no duró mucho porque enseguida vino el gorila de la puerta para que apagáramos esa sustancia nociva que estábamos tomando en ese momento. Le hicimos caso, así que fuimos dentro a tomar uno o dos cubatas más. Y su amigo seguía igual, con esa chica; pero entonces, después de que se lo llevara al baño, se dirigió hasta la mesa donde estábamos, y dijo “vámonos, ya”, se marcharon, no entendí muy bien por qué, porque todo marchaba bien, se ve que se arrepintió de algo, la conciencia o algo así, pero no supe nada hasta las seis de la mañana, que el pub cerraba y cuando estábamos bajando las escaleras, me detuve un momento, porque vi a la chica de la cita. Pero me detuve porque había algo raro, la observé y resulta que por sorpresa o asco, descubrí el gran secreto:

-Si cariño, ni que fuera un impedimento, estaba comiéndole la boca a ese bomboncito, y cuando me acarició allí abajo, se ve que la tenía más grande que él porque se asustó.

Resultó ser un transexual, que frecuentaba bastante el club, yo me estaba riendo por dentro, porque aparte, su tono de voz, era muy grave, como si muchos camiones hubieran depositado, su combustible dentro de su garganta. También me enteré de su nombre que resulta ser Cristal, un nombre que no le pegaba mucho, porque aparte de tener la voz como la tenía, era muy alta, basta, burda, y se le notaban los pelos del pecho, que le estaban saliendo por el escote.

La noche, para mí acabó bien, pero para el amigo de Diego, acabó con una nueva experiencia que contar, o mejor guardar, no sé.

Al cabo del tiempo me enteré por Diego que resulta que el amigo tenía una novia y se tenían que casar. Aún estoy dándole vueltas si era con Cristal.

Esto es un hecho real.

jueves, 24 de abril de 2008

Tributo

Todo empezó el sábado por la noche cuando unos amigos, Michel y Susana se quedaron a cenar, era una noche en plan parejas en mi casa. Yo estaba junto con la mía, Mariloli. Después de cenar, no sabíamos exactamente qué hacer, y decidí ir a la cabañita que hay en mi casa, donde mi padre guarda todos los recuerdos, entre ellos unos álbumes de cuando tanto mi madre como mi padre salían de jóvenes.

Allí encontré los tiempos de oro de mis padres, antes de que ellos se convirtieran en tutores, en esos tiempos en que la rebeldía, el rock, la libertad, y en ocasiones el libertinaje, dejaba entre ver, lo que en su día fueron el carácter que un hijo hereda. Aquellos años locos los 70.

Mi padre era normal, el típico jovenzuelo de la época, iba con un chico Tolo, que iba tan a la moda que un día soñó que le dijo a su madre “córtame los dedos por los lados que como está a la moda…” y su madre se lo cortaba. También tenía Bultaco Frontera Gold meta, con un motor pursang MK11, que un día se la robaron y desvalijaron.

Roger Daltrey, que en ese momento era la moda, componente de The Who, Tolo para los amigos y Mari Carmen, su pareja, siempre iban con mis padres por todo, junto con Toni Ros, y Kika, otra pareja. Todos ellos en la actualidad casados y felices, siempre se llevaban a lo que en un futuro sería mi padrino, hermano de mi madre, Lorenzo, el pequeño de la pandilla, y que los acompañaba.

Creo que el ver esos álbumes, esas fotos, esas historias todas plasmadas, en este momento de mi vida, me provocó nostalgia, el recordar que en algunos de esos momentos, yo estuve presente, y lo jodido, si se me permite decirlo, es que me acuerdo de todo como si fuera ayer.

El gusano estaba allí, hasta que me pedí libre el miércoles por la mañana que coincidió con el día del libro, una fecha que todos aquellos que me conocen saben que me gusta mucho, porque tenía que acompañar a mi padre al médico, esto mejor me lo salto. Cuando salimos del médico Mariloli, mi pareja y yo fuimos a merendar junto con mi padre de tapas sobre las 11:30. Pero como ella no llegaba estuvimos, esperando un cierto tiempo en el barómetro de la plaza de España, donde mi padre admitió que se pasó muchas horas allí sentado, esperando la siguiente juerga o fiesta a la que asistir. Y también me explicó que los banco de al lado, eran los bancos de los sinofós. Que resulta que se les llamaba así porque en aquel entonces se sentaban los hombres de edad, muchos de ellos payeses que siempre ponían una colilla como “he arribat en es setanta anys i estic molt bé si no fós per…”, los cierto es que hoy en día aún hay viejos, sentados en esos bancos quejándose, cada uno de sus problemas. Es un dato que siempre se me quedará grabado puesto que de mi madre saqué la lectura, pero de mi padre, he descubierto el fijarme en las pequeñas cosas que nos da la vida. Al llegar mi novia, nos fuimos bajando por la calle de los Olmos y en medio del camino, mi padre se paró y aunque en no lo dijera, con un tono de tristeza, dijo “te acuerdas cuando estaba el mono, que pena que lo hayan quitado.” En su lugar han puesto una tienda de tatuajes y piercings. Algo que acompaña más a la sociedad de hoy en día. Seguimos caminando y encontramos los primeros puestos de libros, aunque nos parábamos cada dos por tres para ver lo que la sociedad de hoy en día le hizo a la Palma que un día fue tomada por esos roqueros, liberales y soñadores, que fueron mi padre, junto con sus amigos; la intención era ir a merendar a la Bodega Ramblas, un sitio que él de joven frecuentaba mucho, según su punto de vista, se respira historia, nos contó que dentro del local se podía oler la historia, y lo cierto es que es cierto, aunque ese día estaba cerrada por descanso del trabajador. Bueno pues seguimos nuestro camino para ir al Piñón un bareto que servían buenas tapas pero que era muy tiquismiquis. Teníamos que pasar en frente de Can Ángel, otro sitio del cual también admitió haber pasado muchas horas allí, inventándose historias den Llorenç i es rus. Las reglas eran básicas, tú contabas un trozo, mientras el otro te seguía y, sin papel ni bolígrafo, salían unas historias que duraban horas, y siempre con la misma base, el rus era un hijo de puta con muy mala idea, y en Llorenç un pobre ingenuo que siempre caía en sus trampas. Al llegar al Piñón resultó que no estaba preparado nada, y entonces recordó un sitio donde también solía ir mucho, que era el Pica Pica, donde decía que se hacía y se hace el mejor pica pica de la ciudad. Lo cierto es que al entrar, descubrí que era un bar muy pequeño para tanta fama, además la barra, en el interior, para ser más exactos, estaba llena de llaveros que se ve que los clientes, al cabo de años de estar abiertos, le trajeron, un placa con el escudo del Barça y abajo rezaba Visca el Pica Pica, y otras plaquitas como Aquí solo se fía a los mayores de 80 años, siempre que vengan con sus padres, era muy bueno, además el camarero te daba cancha para que le siguieras las bromas, el típico hombre que parece ser seco pero que cuando se suelta te ríes mucho con él. Al salir de allí fuimos a mirar los estantes de libros, que por cierto había pocos, volvimos por la calle de Can Ángel y cogimos rectos para la calle Archiduque que es donde vivo.

Esta historia va dedicada a todos esos padres que saben que el paso de los años, esos años que parecen una eternidad de joven, al tener casi cincuenta años, como tiene mi padre, el compartirlo después de veinte años como nos dijo, con su hijo y su nuera, y poder contar los trapos sucios de aquel entonces, es, aunque no me lo haya dicho, muy importante para él, y para mí.

Dedicado a mi padre, mi héroe y mentor, te quiero papá.

martes, 22 de abril de 2008

Sombra del pasado capitulo 4º

Al haber descubierto los papeles que estaban dentro de las bolas, los tres nos quedamos perplejos ante el descubrimiento. Hasta que el que rompió el silencio fue Armando, y lo hizo de esta forma.

-Bueno lo más importante, ¿se lo has dicho a alguien más del cuerpo, mejor dicho, sabe algo Gutiérrez de esto de las circunferencias? Dime que no por favor.

-Armando, sabes que por mucho que trabaje para la policía antes trabajo para ti, tú me ayudaste a sacarme la carrera, y por eso soy tan pesado por el móvil, porque siempre que me llega un cuerpo con algún detalle raro, te llamo.

-Cierto, y es admirable. Bueno haremos una cosa, si Gutiérrez te llama, para que le des el informe, no le digas nada sobre las bolas. Cuéntale lo demás, lo que sea relevante dentro de lo que sea con la investigación.

-Un momento hablando de eso, también os quería comentar otra cosilla, no es muy normal, pero los cadáveres, todos sin excepción llevaban como mínimo una semana muertos, y cuando digo todos me refiero al señor McCan también.

-No entiendo nada ¿pero cómo es posible, McCan?- pregunté casi ahogándome.

Entonces sacó el cuerpo de dentro de una de las cámaras, rígido y pálido es lo primero que me vino a la mente, pero es que era escalofriante, alguien, el asesino le había quitado los párpados para que pudiéramos ver el terror del momento antes de su muerte. En sus ojos, que recordaban los de una muñeca de porcelana se podían contemplar horror, no templanza. De su cara, se podían encontrar signos de asco y repugnancia, lo que daba a entender que estaba vivo cuando se los quitaron.

-Sí, no es que sea una imagen que gane el premio del National Geographic del concurso de fotografía, pero es el señor McCan, Steve para los amigos, porque me encontré esta esclava en la muñeca izquierda que ponía lo típico en ella. Te quiero Steve y la fecha.- Luis Luceras, puede que sea un payaso pero sabía perfectamente el trabajo que hacía- Ahora fijaos en las extremidades, las venas son visibles al cien por cien y eso no es muy normal en una víctima que la han matado hace unas horas, si no que forman parte de hace varios días, ahora fijaros en la garganta, hay como una pequeña incisión hecha con un bisturí, aquí puede que encontremos algo más.

Entonces Armando recibió una llamada de Gutiérrez, lo que esta vez no se alegró al recibir la información, entonces me hizo una seña para que dejáramos a Luis hacer su trabajo. Y entonces le pregunté.

-¿Qué te pasa Armando, pareces muy serio?

-Tenemos que irnos, el inspector Gutiérrez nos echa de menos, y tiene información sobre McCan. Dice que es de vital importancia, así que vámonos ya. Luis, si encuentras algo más llámame a mí, antes que al inspector.

-Sí, señor no pases pena, como siempre.

Salimos casi corriendo, por ese pasillo estrecho que era la casa o Dios sabe qué de Luis. Cuando al final vimos la luz del día, cogimos el smart de Armando en dirección hacia la comisaria. No nos dirigimos la palabra, pero se notaba una gran tensión en el ambiente. El descubrir las bolas N nos alteró mucho, y que el mensaje estuviera cortado por la mitad, más aún. Ahora cogíamos el coche para ver qué información nos podría dar el inspector Gutiérrez que había llamado a Armando.

-Ah, por cierto, Norte ¿quieres ser mi compañero? Visto que eres el objetivo del asesino. Me interesa tenerte cerca y como has estudiado criminología, eso siempre ayuda.

-Bueno creía que ya trabajaba para ti.

-Hasta ahora solo habías sido chico de los recados, ahora trabajarás para mí, el inspector quería que tuviera un compañero y te elijo a ti, si te parece bien.

-Cla… Claro, no sé qué decir.- En ese momento noté como me salpicaba algo en la cara, era de un color intenso, y de repente noté un peso en mi hombro izquierdo, que al girarme me fijé que era la cabeza de Armando, lo habían matado Dios sabe porqué.

Cogí, y salí del coche, salí corriendo sin ninguna dirección fija. No sabía muy bien lo que hacer, pero corría como un galgo. Entonces empecé a oír como disparos sordos, como si me disparasen, no sabía exactamente que era pero tampoco me paré para mirar. Y cuando estuve a la altura de la Bonanova, cesaron los tiros, estaba fuera del alcance.

Ahora tenía que encontrar el motivo del tiroteo y el porqué matar a Armando. El asunto se estaba poniendo feo y no encontraba ni entrada ni salida.

sábado, 19 de abril de 2008

Sombra de un pasado 3º

3.

Cuando salimos de la casa, justo cuando sacábamos los cuerpos en las camillas, algo cayó al suelo, con un sonido metálico. Tanto Armando como yo nos miramos, esperando que fuera una pista más de ese “hombre” que nos dejaba migas de pan por todo el camino, que era nueva investigación.

Esperamos por mutuo acuerdo para poder pillar ese fragmento metálico fuera lo que fuera. Dejando pasar a todo el mundo, como buenos hombres, niños que no habían roto un plato nunca. Entonces se acercó Luis Luceras.

-Bueno chicos, os preparo la carne y venid luego a probarla, o examinarla, vosotros decidiréis vuestro camino.- Entre risas y guiños se fue, sin dejarnos con muy buen sabor de boca sobre su comentario de gourmet cárnico.

Esperamos como media hora más, y cuando todo el mundo se fue, empezamos, nuestra pequeña búsqueda sobre ese objeto que cayó sonando a metal. Buscamos en la acera, en el asfalto incluso debajo de algunos coches de la zona, pero no encontramos nada; incluso perdimos algún que otro botón de la camisa. Pero no encontramos nada. Desilusionados por no tener nada, Armando recibió una llamada procedente del laboratorio. Al recibir la llamada, contestó indiferente, incluso podría decir indignado, pero en el transcurso de la conversación le empezaron a brillar los ojos e incluso me sonrió y guiño un ojo en forma de aceptación, fue, por un momento un niño de unos cuarenta años. Al colgar seguía con esa mirada, le relampagueaban los ojos.

-Era del laboratorio que tenemos que ir inmediatamente que han encontrado unas bolas metálicas dentro de los cadáveres.-No me lo podía llegar a creer, ya no era simplemente una bola, si no varias, no creía que fueran más migas de pan, si no algo relacionado con la investigación.- A por cierto todas las bolas tienen una “N” inscrita en el centro de la circunferencia.

Ya no sabía que pensar, la cabeza me daba vueltas, y no podía pensar; parecía como si estuviera en un laberinto del cual no pudiera salir, sonde miles de espejos sacaran réplicas mías por todas partes y yo de mientras en el centro de la sala aguantando las risas de esos reflejos inertes e inanimados. Armando en ese momento me estaba comentando no sé muy bien el qué, pero ciertamente no lo estaba escuchando en absoluto.

No estaba entendiendo nada, ciertamente todo me venía muy grande. Hacía menos de tres horas que estaba en el cuerpo de la policía como investigador después de estar seis años en objetos perdidos y encima me asignan al gran Armando, uno de los genios del cuerpo, era inimaginable que estuviera donde estoy ahora, tanto tiempo buscándolo y ahora que lo tengo ni me lo creo.

-Despierta Norte que hemos llegado- sin darme cuenta se ve que me quedé dormido, normal después de tener seis años de monotonía tórrida, a moverme del sitio, no estaba acostumbrado, pero realmente ¿me acabaría acostumbrando? No lo sé en este momento, y la verdad importa poco.

Me levanté a duras penas, y miré a mi alrededor, el camino se me hizo largo porque no fuimos a la comisaria, si no que fuimos al forense, que se encontraba a las afueras de Palma, al lado del Dique del Oeste, un sitio raro, pero como el forense también era raro, ya ni preguntaba.

-No te asustes, cuando veas la habitación de Luis, no es un laboratorio, parece más bien un museo inanimado- me hizo un gesto como decir “entiéndeme, es un tío muy raro”, yo le sonreí, pero no me imaginaba que me encontraría, estaba como asustado, por ver que habría dentro.-Es taxidermista en sus ratos libres, no te preocupes, y perdón si te asustado antes, el simplemente trabaja y vive por los muertos, ya sean personas o animales. En otras palabras es Luis Luceras.

-El que viste y calza, y si no entráis, os va a entrar a empujones porque la sala de autopsias se me calienta, rápido.

Lo cierto es que cuando entramos, me esperaba encontrar miles de ojos observándome, desde cualquier rincón de la casa, estudio o lo que eso fuera. Todo era de color blanco inmaculado, y olía a limpio y a liquido de embalsamar, cosa que no entendí muy bien ese olor al principio. Seguimos por una sala grande, hasta llegar a un pasillo, muy estrecho y largo. En él había como mínimo cuatro puertas en cada lado, todas con nombres. Una ponía taxidermia, otra ponía funeraria (eso explicaba el liquido de embalsamar), en el otro cocina, comedor, laboratorio, habitación, sala entomológica, biblioteca y por último al fondo, la morgue. La única sala de la casa de color azul.

-Bueno perdonad chicos pero he tenido que dividir los restos encontrados en varios contenedores, porque había como mínimo siete cuerpos, enteros en ese refrigerador, una burrada contando que les faltan tantos órganos…

-No te líes y explícanos lo de las bolas encontradas dentro de los cuerpos.

-Ah, es cierto, perdonad, es que estoy emocionado, el que ha hecho esto es un experto.- nos acercamos a la sala azul, donde había dos contenedores llenos de lo que se podían contemplar unos cuerpos putrefactos, imperfectos e incompletos.- Veis en una parte he separado las masas dérmicas- nos señaló el contenedor más abultado de todos, del cual sobresalían las piernas de alguno de ellos- allí en ese rincón, he puesto los órganos restantes- no, os explico lo que hubo allí porque tuve que salir- y por último acompañadme al laboratorio, que es donde tengo el plato fuerte, las famosas bolas N, como yo las llamo.

Seguimos como obedientes niños, a un macabro médico que es cierto que vivía para los cuerpos ya muertos. Y llegamos a la sala que debía ser más grande que la morgue. De color blanco, estaba toda equipada con material de investigación; no me extraña que la policía muchas veces trabaje únicamente para Luis Luceras. Es un hombre que se toma las cosas de la muerte muy en serio.

-Mirad- nos señaló las bolas, debía haber como nueve bolas, se agachó como un hombre que se queda admirando el césped recién cortado- son del tamaño de una bolas de pinball y todas ponen N, ¿Cuál es la incógnita aquí? La incógnita simplemente está en que las bolas todas y cada una de ellas fueron encontradas en la tráquea de los cuerpos, y tienen como una grieta al lado de la N, todas y cada una de ellas son una especie de mural- en realidad había diez bolas, tanto Armando como yo lo sabíamos, lo que no sabíamos era donde estaba la décima, pero mientras estábamos escuchando la explicación- son bolas de plomo ni más ni menos, mira coged una- me pasó una que sin querer se me cayó al suelo.

A medida que la bola iba cayendo estaba pensando que tuve la culpa por ser tan torpe, pero también estaba pensando que igual conseguíamos algo, no sé exactamente el que, pero algo seguro. Al llegar al suelo, la bola se partió en cuatro dejando ver un papel dentro donde citaba una frase que decía así:

El peso de la conciencia pesa, no desistas Norte

-Yo a ti te mato ¿Qué coño es eso?- preguntó Luis.

-Vale, no digas nada, pero necesitamos romper las otras ocho, aunque nos falte algún fragmento de la frase.

-No os entiendo ¿qué queréis romper pruebas policiales? A mí me contáis lo que está pasando, ahora mismo.

Se lo contamos, sin que apenas parpadeara, sin dar crédito a lo que estaba oyendo en ese momento, pero empezó a atar cabos, por eso entendió el que llegáramos antes que nadie a la escena del crimen.

Así que nos ayudó a romper las demás bolas. Una por una fueron cayendo y rompiéndose dejando ver en su interior un papel con un mensaje corto que todo junto decía.

El peso de la conciencia pesa, no desistas Norte que aunque el tiempo nos haya separado, necesito que me encuentres, a base de pistas te guiaré un camino hacía mi, sigue tus corazonadas y encontraras la verdad, no soy malo simplemente soy…

jueves, 17 de abril de 2008

La mujer

Desde un pequeño recodo de las mentes de cualquier hombre, todos sabemos que hay muchos pensadores en la historia que dicen que la mujer es el mayor enigma de la vida, claramente casta y pura, siempre esconde una parte de su ser, sin querer dejar a flor de piel cualquier sentimiento, por miedo a ser utilizada. De lujosos movimientos, recuerda el nadar de un cisne, con su manera de caminar, con su delicadeza, y aquella singularidad que la persigue allí donde vaya.

Importante por todo, la mujer es el canon de belleza, la fuente de la vida, es según mi punto de vista más delicada que cuan flor aguarda a ser arrancada. Pero en cierta manera también es fuerte y compleja.

De su cabello cuelgan las simplezas de la vida, de sus ojos dejan caer lo que llamaremos la atención del que la sigue, de sus labios, con suerte podremos arrebatar, la cosa más dulce de ellas, su sonrisa y sus besos. Sus brazos son como pequeñas enredaderas que te atraen a su cuerpo cálido y palpitante, y sentir la sensación de recostarte encima de aquel corazón… Es vida, es mar, cielo y tierra, es un todo. Es la que te acuna por las noches, a grandes y pequeños cuando no puedes dormir, es la que cuida de ti en momentos difíciles, es un ángel con labios carnosos y pelo largo sin alas.

Grandes genios dentro de la historia han labrado grandes obras gracias a la mujer, gracias a esa enigmática sombra que nunca termina, es un símbolo dentro de toda sociedad.

Apasionada y aventurera se encuentra la personalidad de cualquier mujer, pero sobretodo es, y será siempre una necesidad para todos.

Es la primera en verte, y la primera en abrazarte, sufre contigo y también sin ti, da facilidades a la vida, porque es atenta en todo. Cuando se hace anciana, a pesar de ello sigue siendo una mujer, y el brillo de los ojos, esa esperanza, esas ganas de vivir nunca se pierden, lo más parecido a una mujer, creo que siempre será una rosa, porque incluso marchita es bella, inerte pero bella, así las mantiene el tiempo. Como pequeñas joyas de un tiempo, las lagrimas de un Dios, con muy buen gusto por cierto en según qué casos.

Dedicado a todas esas mujeres que de alguna manera han formado parte de mi vida.

Una mujer

Esta es la historia de un simple chico, en un simple pueblo con su simple pasado y su simple familia. Se llamaba Néstor y era conocido por todos como el chico más simpático de todo el vecindario.

Era de una casta poco corriente, educado pero apenas tenía modales a la hora de comer, comía demasiado rápido, y tampoco cuando tenía que jugar con los otros niños, tenía 16 años pero parecía que tenía 13, porque su cara no había pasado la adolescencia aún.

Un buen día, allí estaba ella UNA MUJER como le había explicado su padre años atrás. Un padre que tenía la fea costumbre de compararlo con los demás chicos del barrio tipo “mira ese que músculos tienen y tú en cambio te quedas aquí sentado esperando a que te lleguen”.

Estaban cruzando la acera cuando se dio cuenta por primera vez de lo que tenía enfrente suyo, después de escuchar a sus primos de unos veintitantos hablar maravillas de esa fruta prohibida que aún eran para él, las mujeres. Ahora tenía una enfrente.

Con una cabellera larga y negra como el carbón, y una piel que le hacía la competencia al blanco de la luna y las estrellas, unos ojos verdes asomaban en las que raramente Néstor se fijaba, al estar en un colegio de curas, como su padre, tenía que seguir tradición.

Tenía una nariz pequeña tal vez un poco chata, unos labios rojos como el carmín o las rosas que recibía su madre el día de San Valentín de su padre.

Una figura esbelta, como la de una muñeca, unos pechos que no eran ni grandes ni pequeños, una cadera ya marcada por la adolescencia, y unas piernas que parecía que nunca terminaban, ya que su fin era un tacón muy alto.

Néstor prometió volver a la ciudad cada día para poderla ver y poder contemplarla sin que ella se enterara claro está.

Pero pasaron unas cuantas semanas antes de que tuviera coraje para entrar en la tienda y preguntara por la chica que estaba al lado de los mostradores, la morena con los ojos verdes, penetrantes. El tendero le contesto:

-No creo que te conteste.

-¿Por qué está comprometida? No, ya esta, es sordomuda.

- No, simplemente es un maniquí.

Ese chico era yo, creo que nunca podré olvidar ese cuerpo, esa mirada, esos gestos, y cuando aún paso por la tienda, sigue allí rígida, lo que ya ni miro porque el tendero después de 16 años aún se ríe cuando me ve pasar, pero yo sé que mi Carmen siempre será mía por mucho que se exhiba ante miles de miradas diarias, será mía.

Banderas de nadie

Allá lejos en el horizonte,

Donde antes había verdes,

Donde antes tan solo veías sol,

Ahora tan solo hay muerte y destrucción.

Allá en las ruinas de casas,

Donde hay piedras amontonadas,

Donde hay cadáveres amontonados,

Antes era vida y alegría.

Dejemos las cajas de Pandora,

Que hombres dicten por ellas,

El bien de nuestras naciones

Y dejemos alzada banderas blancas

Como símbolos de libertad

Dedicado a todos los países con problemas políticos y raciales.

martes, 15 de abril de 2008

Mi primer amor

Mi madre aún ahora me recuerda, a mis 23 años, que me gusta mucho leer. Y yo en cierta manera tengo que confesar que lo elegí desde pequeño, tuve una debilidad, llamandolo de algun modo.
Ella estaba en la mesilla del comedor colgando y esperando a ser cogida, y yo con los ojos abiertos la seguía, ahora que lo pienso creo que también le debo el caminar (o mejor dicho el gatear), y entonces me quitaba el pequeño chupete que me cerraba esa bocaza babeante y abria por la página de restaurantes, por decir algo, y me pasaba horas mirando esos dibujos, esos números, lo cierto es que me quedaba eclipsado con ese gran amante que serían después los libros, pero sinceramente, la primera es y sera siempre la guia de telefonos.
Era chocante fuera donde fuera solo me entretenía con eso, para mí era un sonajero, un columpio, un mundo donde poder pasear a mis anchas. De hecho creo que cuando aprendí, por fin a los, creo que fueron los cinco o seis años, sustituí mi querida guia de telefonos, por los comics de Franciso Ibañez (Mortadelo y Filemon, Rue 13 del Percebe, etc, etc), y tambien enciclopedias, pero estas no se quien las escribía.
Y aún despúes de muchos años, descubro, que la guia de teléfonos, si es cierto que sirve como sonajero, porque todos esos mediodias que no hay nadie en casa, y la nevera no tiene que ofrecer, voy a ver a la mi guia, a que me de consejos para comer. Dedicado a mis padres

Sombra del pasado capitulo 2º

2.

El recorrido fue largo aunque ameno, entre suspiros y otros ruidos a medio tono, nos empezamos a conocer.

Resulta que el famoso Armando Barajas, conocido en la comisaria como uno de los huesos de roer de todo el departamento, había formado parte de joven en una secta que adoraba a la mujer. Todo ese mundo lo dejó al enterarse su tío por aquel entonces alcaide de la prisión de Palma, y también con la ayuda de su padre el famoso comisario Barajas, del cual todavía se hablaba en la oficina.

La conversación fue agradable hasta que llegamos a la dirección que indicaba la tarjeta, entonces el señor Barajas dijo.

-Deme la llave Norte, abriré esta puerta y quien sabe igual encontramos algo, ¿no le interesa este cambio en su vida, o es que no ha traído la bolsa para vomitar dentro según lo que encontremos?

-No... Simplemente no estoy seguro de entrar, pero miedo no, piensa que estamos entrando en la intimidad de una persona.

-O de un cadáver-atajó Armando.

-O de un cadáver.

Antes de que me diera cuenta ya estaba dentro y no se oía nada dentro.

El piso era una planta baja, una especie de despacho, no tenía ninguna alfombra que pusiera bienvenido, ni nada por el estilo, solo un portero automático y una maceta con una planta mustia, que no logré identificar, estábamos en las cercanías de la calle de los Olmos, donde pasa mucha gente, un transcurrido es muy difícil que el asesino lograra transportar el cuerpo de aquí hacia allí donde se encontró en plena mañana.

-Norte tiene que ver esto, te llamará la atención, mucho.- Armando después de varios minutos en silencio, se interesó por mi asistencia en el apartamento, y no tuve más remedio que entrar.

Definitivamente era un pequeño despacho, con poca luz, de hecho la poca luz que entraba era de una pequeña ventana, y de una terracita que tenía, el resto de la habitación estaba a oscuras. Me acerqué hacia donde estaba Armando, al lado de un escritorio que parecía muy caro y grande.

-La sorpresa esta aquí- me dijo señalando el escritorio- acércate y lo verás mejor.

Me acerqué y lo único que me llamó la atención es que no había nada, luego le eché un vistazo más a fondo y encontré una nota que llevaba mi nombre.

-No se tu, pero yo no conozco a muchos Nortes por esta ciudad ¿y tú?

-No, la verdad es que no, pero bueno igual nos intenta decir algo, ¿lo has tocado o algo?- pregunté un tanto excitado es la palabra porque el corazón me latía con fuerza.

-No, quería que lo vieras primero, además el asesino, y es que es el que nos dejó estas migajas de pan supongo que nos dará una pista para llegar a él.

Estuve pensando en el tema, y me decidí a leer la nota en voz alta y decía:

-El camino de la vida muchas veces es tortuoso, aunque a veces singular, deja un rastro de ambición a su paso P.D: Si sigues buscando por la casa encontrarás el significado de SU ambición.

-O magnifico ahora quiere que busquemos por la casa, bueno mirando por el lado positivo, la casa es más bien un despacho, por tanto es rápido y sencillo.

El estudio era pequeño aunque era amplio y con dos habitaciones más el aseo; una de las dos habitaciones era la cocina, y fue el primer sitio donde empezamos a buscar, era un sitio lóbrego y siniestro, estaba toda oscura y aunque pequeña estaba totalmente amueblada, incluso tenía una conservadora grande y en los bajos había un pequeña pero clara mancha de sangre.

No tardamos mucho en abrir la conservadora para darnos cuenta de que dentro había varios cuerpos metidos allí dentro, como mínimo cuatro, amontonados y mutilados, Armando llamó enseguida en la central, y luego se giró hacia mí diciéndome:

-No se tu pero creo que eso es SU ambición- me dedico una sonrisa y prosiguió- no sé en qué empresa trabajaba, pero no me gustaría tener acciones si terminarán así todos sus clientes. Entiéndeme es cuestión de principios.

Llamamos en seguida al cuerpo de policía entero, dimos la dirección del estudio, y en menos de diez minutos ya estaba casi toda la comisaria estaba en la escena del crimen.

Mientras esperábamos Armando me estuvo hablando de lo que podría ser que presenciamos en aquella habitación. Tenía alguna teoría sobre un vecino vengador o alguna otra persona con la cual tener en cuenta otros negocios. Ya sea tráfico con órganos o el negocio de raptar a gente para pedir un rescate estando ya muerta.

-¿Armando, Norte, estáis aquí?- era la voz del comisario Gutiérrez.

Salí en su camino para que viera la escena del crimen, me acerqué a la entrada de la casa, y allí estaba, el comisario con pose como aquel que espera una explicación. Sin saber porqué, habíamos llegado a una escena del crimen antes que ningún otro policía, no teníamos según el comisario ninguna prueba que nos ayudará a encontrar donde vivía la víctima. Y él estaba enfrente mío esperando respuestas, entonces Armando salió de detrás de mí e interceptó la mirada de Gutiérrez.

-Comisario, me alegro de que viniera tan rápido, mire el hombre que está en la mesa de autopsias, era conocido mío, y hemos entrado porque hace unos cuantos meses me regaló una llave de su casa, o sea esta en la que estamos ahora.

-Muy bien entonces dime como se llama.

-Carl McCan, era americano y tenía una pequeña oficina donde guardaba todo tipo de basura ejecutiva.

Lo cierto es que era americano, y lo vimos mientras estábamos rebuscando entre sus papeles, porque el DNI ponía que era un nombre Ecuatoriano, lo que llegamos a concluir es que ciertamente era un extranjero que tuvo que mentir sobre su procedencia.

Mientras el jefe estaba mirando a ver si encontraba a Luis Luceras, el forense, y ese apareció por el umbral de la habitación donde estaba la nevera, donde se encontraron los cuerpos, y venía hacía nosotros con tez preocupada, y sin mucha información como había oído tantas veces, pero nunca visto.

-¿Qué es lo que sucede Luis?- preguntó el señor Gutiérrez.

-Pues que este hombre solo utilizaba órganos que ya no necesitaba la gente, vamos que jugaba a las cartas con ellos- dato que se me olvido comentar es que el forense era muy gracioso, a la vez que basto para estas cosas tan delicadas.

-Explíquese Sr. Luceras.

-Pues lo dicho que este hombre, no mató a nadie, porque los cuerpos ya estaban muertos. ¿Nunca han oído lo de matar muertos?

-Nunca-dijimos al unísono

-No me extraña me lo acabo de inventar.

A mí sin querer se me escapó una pequeña sonrisa, porque me hacía mucha gracia este personaje, particular e inteligente. Armando al contrario, ya estaba analizando la situación, lo noté enseguida, porque estaba callado, y sin decir media palabra.

lunes, 14 de abril de 2008

Poemas de amor de un depravado.

De las largas tardes que pasé en el aula, lo único que aprendí fue a mirar a las repetidoras, entre ellas estaba Paquita, una chica de unos 17 años que desbordaba mucho "desparpajo".
Yo tan solo tenia 14 y creo que fue la primera chica con la que me masturbé.
Pensaba que estaba entre sus faldas de Lolita, entre sus pequeñas medias del algodón, y más arriba estaba lo que más tarde conoceria como coño, fruto, mejillón, cueva humeda, etc. Siempre dejaba que su blusa dejará entre ver esos pechos pequeños pero bien puestos, y esos sujetadores que tanto llamaban la atención.
La carne era la protagonista en esta musa, los años acabarían por tomarsela entera, demacrando, y dejando a la altura del betún cualquier otra fantasía que tuviera cualquiera con ella.
Los años puede que pasaran pero ella seguía siendo esplendida, seguían los rumores. Que se metía en los lavabos de los chicos para jugar a medicos que luego sabría más adelante que se llamaba también follar, empujar el carro, dar de comer al pez.
Yo era muy timido así que nunca decía nada, pero la seguía de cerca, acechandola quizás, pero manteniendome al margen; un día por el patio escuché que alguien decía, incluso fuera ya del colegio era conocida, "Paquita a dejado los estudios para estudiar francés", lo que más tarde se conocería por ganarse la vida sacarle brillo al sable, a comerse un buen rabo. Entonces le metí tal puñetazo en los morros que le rompí un diente... Luego me enteré que ese chico tenía permiso, porque era su primo y la conocía bastante bien, pero aun así no volvió a hablar de su prima, en esa época yo tenía 16 años y ya hacia 3 años que me masturbaba pensando en ella.
Tuvieron que pasar dos años más cuando conseguí mi primer trabajo como cargador de pescado, en el mercado, cerca de donde teoricamente trabajaba Paquita. Con mi primer sueldo, 750 euros en cargar pescado, mucho pescado cargado, creedme, decidí ir a buscar a Paquita. A probar como lo hacía; cuando estuve enfrente de ella, seguía siendo la niña con la blusa desabrochada, las faldas cortas y esos recuerdos tan buenos del colegio, pero simplemente, estaba cambiada, algo no cuadraba en esa situación, era ella, pero más demacrada, la bebida, y el trabajar tanto la calle, habían hecho de ella una mujer vulgar. Así que ni corto ni perezoso me la llevé conmigo a casa de mis padres. Mientras ella me estaba bajando la cremallera, para hacer su "trabajo", la separé un poco, y le dije que solo quería hablar que no pasara pena que ya le pagaría por el tiempo perdido conmigo.
Paquita no se lo creía y depositó en mi toda la confianza que no me creía nunca llegar a tener. Me confesó que se fijó en mi en el aula de castigo, y le extrañaba el verme tanto en ella, le tuve que confesar que fui por ella tanto tiempo al famoso castigo, siguimos así hasta que cumplí 19 años, por aquel entocnes ya vivía con algún compañero de trabajo que otro. Mi cumpleaños era el 1 de mayo, y ella decidió regalarme su cuerpo, vamos que quería que me la tirara sin tener que pagar.
El resto de la historia es que estoy sentado aqui en el estrado para explicar la custodia de mis hijos, aunque yo blanco ellos son negros y chinos, nuestra casa parece benetton. Esta historia puede sonar a chiste, pero al menos conseguí lo que quería que ha durado nada más que 10 años, entre engaños y mentiras, aqui estoy dando la cara por todos ellos y por mi tambien.

viernes, 11 de abril de 2008

Sombra del pasado capitulo 1º

1.

Una página en blanco, siempre es una página en blanco hasta que alguien escribe, o dibuja en ella. Hay algunos que solo con garabatear su interior, se sienten satisfechos, y otros que no solo con completar ese recipiente que es la página no están del todo seguros. Gente que por el contrario, las usan para lo mínimo, y otras por el contrario para limpiarse las manos.

Algunas veces pienso que no obstante la vida es un vacio sin ningún tipo de objeción, y otras en cambio que lo que uno necesita, lo toma prestado y ya está.

Este pequeño prólogo sirve para explicar quien soy en realidad, un simple empleado de una pequeña comisaria de la cual no he ascendido nunca y tampoco espero hacerlo, mi nombre aunque irónico es Norte, y aunque a mí me falte no significa que ayude a encontrarlo a otras personas.

Trabajo en objetos perdidos, aunque mi entusiasmo es algún día ser como una especie de Dupin o algo parecido al gran respetado Holmes o algún otro personaje de ficción del cual se haya llevado muchas medallas en la vida. Después de este paso que es la envidia –o al menos mucha gente lo pensara- debo decir que soy feliz, teniendo en cuenta que estudié criminología y he acabado siendo un criado por así decirlo.

Mi historia empezó de la siguiente manera:

Todo esto sucedió una mañana totalmente soleada, que con eso no quiero decir que fuera agradable si no que era agobiante, cuando en la comisaria recibí un paquete que ponía que se había encontrado en las cercanías de la calle San Miguel. El paquete no media mucho más que un lapicero de madera, cosa que pensé que no llamaría mucho mi atención, caso fácil pensé.

Pero cuando hice la comprobación de lo que había dentro encontré una dirección y una nota a mi nombre que decía “juguemos, sé que buscas emociones fuertes y yo te las daré, por eso sigue la dirección de mi dedo, ese será mi cometido, iré dejando pistas para que algún día me encuentres Norte”.

Al leer eso creí que muchos de los policías de la comisaria se reían de mí por tener una vida como rata de biblioteca de la cual siempre me seguiría fuera donde fuera. Llamé enseguida al comisario Gutiérrez para dar parte del descubrimiento que había hecho, pero de camino al despacho encontré más actividad de la normal, aunque era extraño también me gustaba ver a la gente trabajar una vez en la vida en vez de comer napolitanas de chocolate, y reírse de mí como la mayoría de días.

Al llegar al despacho encontré al comisario mirando unas fotografías y cuando me vio entrar enseguida me hizo pasar, cosa que nunca antes hubiera hecho. Aunque emocionado, guarde las apariencias, me senté y eche una mirada de reojo a las fotografías y en seguida entendí que era lo que sucedía, se había encontrado el cuerpo de un ejecutivo apuñalado en la plaza de la calle San Miguel.

Hubo un momento un tanto incomodo en el cual no sabía si el comisario me había dejado pasar porque creía que era su secretaria o bien porque no prestaba la más mínima atención de lo que sucedía en su alrededor. Hasta que de pronto escupió:

-Norte, creo que no te das cuenta de la situación, después de tanto jaleo necesito hasta la última rata trabajando en este caso, bueno he pedido por ti porque sé que estudiaste criminología.- En ese momento no sabía si estábamos en 28 de diciembre o simplemente era la típica broma de departamento, contando también con la nota en el lapicero.

Mientras estaba hablando el comisario recibió una llamada, y entre fruncir ceños y mirarme por encima de sus gafas de lector mediocre de revistas del corazón y otras cosas así, cogió un bolígrafo y apuntó “acércate al despacho de Armando y llévale un café con mucha leche”.

Armando, era, en realidad sigue siendo una de las mentes más retorcidas y brillantes de todo el departamento. Gracias a él aún recibíamos cartas de amenazas de muchos convictos que fueron encarcelados gracias a su ayuda. Era delirante y muy introvertido, no confiaba en nadie más que en su sombra, y muchas veces hasta le preguntaba a ella.

Así que, me acerqué a la primera máquina de café que vi que funcionara y apreté los botones mágicos, CAFÉ CON LECHE y luego EXTRA DE LECHE. Estuve esperando unos treinta segundos mientras por la cabeza me pasaba todo tipo de preguntas para hacerle al entrar por la puerta, y CHOF, ese ruido era la cucharilla que me avisaba de que despertara de mi ensimismamiento. Cogí el café y me acerqué a su despacho.

Dentro no había más que siluetas de máscaras y otras cosas que pertenecieron a los aborígenes de alguna tribu lejana, un ocio que nunca he entendido muy bien. Estaba repleto de extraños cuadros hechos por manos de niños massai o algo así. Una mesa en medio del despacho creaba un ambiente un tanto dominante. Y detrás estaba él haciéndome señas para que pasará y señalándome la taza de café, estaba hablando por teléfono, supongo que con Gutiérrez, porque no hacía más que repetir sí señor, no señor. Cuando después de un rato largo de haberme tenido allí sin hacer nada, colgó.

-Mucho gusto de conocerte; seas quien seas me calma tu compañía, y bien ¿tú eres?-sorprendido tras tanta espera por nada, cogí la puerta y la abrí en plan tierra trágame, cuando de pronto, se oyeron carcajadas desde dentro y seguidamente- Norte, que era broma, le he dicho a Gutiérrez que te mande porque quería hablar contigo- me quedé doblemente sorprendido.- Así que sé buen chico, siéntate, y enséñame eso que tienes en la chaqueta.

A ver como os sentiríais vosotros si un hombre como Armando Barajas diera por sentado que tienes algo “importante” en el bolsillo de la chaqueta. Yo ya me había olvidado de que llevaba el lapicero. Así que lo saqué un poco con miedo al qué pensaría, si se echaría a reír o se lo tomaría en serio.

El caso es que lo estuvo mirando un buen rato, luego me lo devolvió y me guiñó el ojo.

-¿Te has fijado que marcas más raras tiene la base?- negué puesto que solo lo había abierto- ¿tenía algún mensaje dentro del recipiente?- en ese momento estuve pensando que contestar.

-Tenía un mensaje pero está en mi oficina. Señor perdone que le pregunte pero ¿para qué puñetas sirve todo esto, es simplemente un malentendido, seguro.

-Bueno sé que usted de joven hace unos diez años estudió criminología y que gracias a su tío pudo trabajar tras las trincheras, pero no obstante donde quería terminar, así que ahora viene mi propuesta ¿quiere trabajar para mí? Me hace falta alguien que me acompañe, un Watson ¿comprende? Sé que igual le pillo por sorpresa y estará pensando es que porque yo si hay mucha más gente con más experiencia que yo y todas esas tonterías, pero usted es especial, usted tiene un prueba del caso de San Miguel, usted es el objetivo.

Basta decir que me temblaban las piernas y ni siquiera podía pensar, sudaban las palmas de las manos, y mi frente parecía una fuente de chorro grande. Tanto que de las manos se me resbaló el lapicero y este cayó al suelo partiéndose en tres partes. Una el compartimento donde estaba la nota y la otra dejó ver una llave y el DNI del ejecutivo muerto, con dirección teléfono etc., etc.

-Bueno creo que después de esto dirá que si a mi propuesta, porque tenemos que ir a revisar lo que abre esta llave.


Bienvenidos a tod@s

Este blog, será para mi, como una lanzadera a que otra gente lea mis cosas, porque las pondré todas, y cuando digo todas, son todas, ensayos, relatos, poemas, y por ultimo una historia larga que se llama la sombra de un pasado, que la iré poniendo cada dos semanas, mas o menos.