sábado, 21 de junio de 2008

Anónimo

Como un cero a la izquierda, como una pequeña mota en un universo sin fin, pasan entre nosotros gente anónima. Este es el caso de nuestro personaje, que, pasa tan inadvertido en esta monotonía rutinaria que da pereza hasta mencionarlo. Simplemente deja volar la imaginación hasta el punto cúspide de su soledad, y la lejanía de un mundo que desde hace tiempo ya no pertenece a él, tanto si le gusta como si no.

Pasea, absorto entre sus cosas; vive en una burbuja de metal cristalizado, donde desde dentro puede ver lo que hacen los demás, pero no dejan que se acerquen a él. Es algo a la vez que singular, triste. No es que lo lleguemos a seguir con lupa, pero sí es cierto que llama la atención un alma en pena como el mismo, un anónimo dentro de un cuadro que no encaja, es como la pieza clave de un puzle que no puede ser terminado por razones, llamémoslas X.

Este chico, es único, deja tras de sí un abanico de dudas, que no permiten dejar de hablar de él. Aunque si es cierto que a veces se le puede ver hablando con otra gente aunque este solo.

Aunque parezca mentira, está rodeado por seres que el mismo ha creado, que le dan el calor necesario como para inventar historias, y otras situaciones. Por ejemplo una de las veces que lo vi, estaba hablando al lado de la fuente de un pasillo de hospital. Porque fue a ver un familiar. Y sin ton ni son, te mira mal en plan que no estoy loco, ni mucho menos, simplemente tengo amigos a los que son tan especiales como yo, y tú no los puedes ver.

Pero bueno, es el típico adolescente que se ve, por su manera de ser que era el empollón de la clase, que en los patios se quedaba para terminar todo tipo de trabajos que había dejado a medias, durante esas horas, que aunque fueran 60 minutos para él, para otro chico eran, esos mismos sesenta minutos como sesenta años que no hacían más que arrastrarse, y muchas otras veces llegar a parar sin que el propio reloj se diera cuenta. Desaliñado y sin más destino que llegar a marcarse el mismo el camino que desde pequeño le van diciendo que tendrá, lo único que consigue, teóricamente, cuando llega a esa adolescencia prometida. Donde tantas, y tantas esperanzas a llegado a desbocar, lo único que se encuentra es que le espera un futuro, aún más negro. Sus padres mueren en un accidente de tráfico, donde el único superviviente que hubo fue él, cosa que le dejará marcado de por vida porque iban a dejarlo a clase de piano. Sus amigos, si es que alguna vez llegó a tener, le dan la espalda, mucho más de lo que lo estaban haciendo ya. Sus tutores, tíos de parte de madre, aunque crean que no se da cuenta, él saben que le mantienen rencor, por haber matado a sus padres. Y desde un sábado de abril de no hace muchos años, empezó a desbocar su imaginación, a cultivarse como Dios manda, a ser de verdad un cero a la izquierda, una mota de polvo que no pinta nada. Pero entonces aparecieron ellos, unos amigos invisibles que solo podía ver él. Solo que había un problema, y es que al principio, al no saberlo, a veces se asustaba, al ver que tanto sus amigos como él, parecía mentira, pero, era así, pasaban desapercibidos mediante los ojos de los demás, dando alas a una imaginación que llegó un punto, que, en vez de hacer ningún bien, jugaba un poco a hacer el papel del filo de una navaja que, por mucho que avanzaras en ella, luego era mucho más doloroso el volver. No obstante, al chico no le parecía mal, era consciente, incluso había veces que, por ejemplo, cuando se iba a alguna cafetería, restaurante, aunque esto último era menos frecuente, siempre pedía dos de cada. Y siempre que el camarero pedía para quien era el segundo. El chico solo respondía: Es que parece que no te ven, tienes razón cuando dices que pasamos desapercibidos. Y el mismo se respondía con unas carcajadas que no eran normales, otras muchas rozaban la locura, cuando había otras que eran divertidas, al principio.

Otra de las cosas que también notaba en falta, aunque no lo reconociera, es que el paso del tiempo, le pesaba en sus ojos, largas y angostas ojeras se dibujaban en ellas, tanto que había veces que tenía que mirar debajo de los zapatos, porque decía que había notado algo en la suela. Las noches pasadas en vela, las utilizaba de pequeño empuje, y si no le había parecido suficiente la soledad del día en sí. Se arrinconaba en su cama, cogiéndose las rodillas, y mirando hacia arriba, disfrutando, por así llamarlo de la soledad que le daba calor. De entre esas seis horas que pasaba despierto por la noche, solo había una que mereciera la pena, y es la que a las seis de la mañana empezaba a salir el sol por el horizonte, allá a lo lejos, muy lejos, de donde, como decía él, venían sus amigos. Sus tíos aunque vivieran con él, sabían que todo el mundo quiere intimidad, pero tampoco tanta. Así que un día, aunque les pesara, decidieron llevárselo de picnic.

Al salir de la sombra de su habitación, era normal tanto espanto, ese día no hubo amigos a su alrededor, simplemente desconocidos, que daban vueltas a su alrededor, gritando, riendo, y sin más fin que hacerle feliz. Lo único que hicieron fue agravar la situación, porque el muchacho no tenía un rincón donde esconderse, el apoyo que le habían prestado todas esas sombras en el pasado, ahora estaban de vacaciones, por así decirlo, lo habían dejado naufrago, en una isla donde, no podía hacer más que mirar a su alrededor, y en el él solo se podrían apreciar pequeñas amenazas a su entendimiento. El chico tan solo quería soledad, y lo único que encontró que podía estar en su mano, era poder pasear solo, bajo ese sol que hacía ya varios años que no veía, para ser más exactos, desde que sus padres murieron, y de eso ya hacía casi diez años. Mientras paseaba, descubrió que tampoco era tan malo, como todo lo demás tenía que vivir su vida, y el problema era que, esa vida, la perdió al perder a sus propios padres. Siguió caminando y lo único que encontró fue la boca de un pozo, que brindaba de lo viejo y desolado que estaba. Pero como todo, la curiosidad pudo más que cualquier otra cosa, y decidió asomarse en él. Se apoyó demasiado, y lo único que consiguió fue caer de bruces. Al tocar fondo, lo único que noto, fue esa protección que echó en falta. Soledad y anonimato.

miércoles, 18 de junio de 2008

Mascaras de cenizas y humo.

Levantemos la mirada, más allá del cielo azul grisáceo, para poder contemplar una infinidad de indiosincracias y falcias de un mundo regido por el que hacer o el que decir, un mundo que no para de dar vueltas, y colocando "sectores" y mirándote de forma rara. Esa gente es la que lleva pegado en la frente las mascaras de cenizas y humo, donde no dejan pasar ni una sola falta y en cambio ellos hacen malabares para no caer en ellas.
Miremonos en un espejo, y cuando no quede más remedio fijemos la mirada en un punto fijo, seguimos mirando el punto fijo hasta vernos a nosotros mismos borrosos, y entonces creo, que solo entonces podremos apreciar lo que en realidad somos, figuras moldeadas para pasar por el mundo con un minimo de pulcritud.
Discurso soltado por un méndigo por la zona de C & A. Da que pensar

Un sms en la red

Advertencia: esta historia puso a prueba al mismísimo Word, chicos no lo intentéis en casa, queda demasiado rojo.

Funcionamos en una sociedad que ha pasado del “hola que tal” al “hi q tl”. Una sociedad que está funcionando a base de arquetipos. El otro día recibí un mail que decía tal que así:

Hi, sta tard qdamos en la plza de Spanya asi pues nos vemos bsos.

Una moda que cada día se usa más, de esta frase solo hay 5 palabras que no van sin fallos según el Word, pero claro, la tecnología es la tecnología.

Y los jóvenes nos solemos quedar enganchados a ella. Por ejemplo, también se usa bastante la q en vez del que, o xq para decir porque. Y eso ¿por qué? Pues porque empezaron gracias a los móviles que también cuentan por carácter, no le vas a contar a la gente toda tu vida llamándola, lo harás por sms que viene a ser lo mismo que mensaje de texto; y en vez de decir te quiero tendrás que poner tq porque claro si pasas de unos cuantos caracteres tendrás que enviar no uno, si no dos sms, creo que el móvil a iniciado lo que se le llama el inicio de la decadencia, o volver otra vez a los jeroglíficos.

Aún así vengo a decir que dentro de lo que cabe si seguimos por este camino, igual inventamos una lengua nueva, quien sabe, nosotros pioneros de una lengua móvil-terraquea.

P.D: para todos aquello que sepan leer lo siguiente a mi me parece 2p+k2=kk., es un juego de niños, así empezamos, y más tarde nos convertimos.

lunes, 16 de junio de 2008

Insomnio

El mundo se equivoca cuando, cree que los sueños son buenos, son esperanzas que el subconsciente, te hace creer que tendrás. Eso está muy bien que lo piense aquella persona que duerma de un tirón. Yo personalmente os puedo contar mi historia y todo lo demás, que muchas veces son pesadillas y no sueños, todos disfrazados de color de rosa, en un pasillo lleno de pétalos.

Hace como dos meses que no puedo dormir, más o menos desde que mi hermano mayor murió de sobredosis, en la parte de atrás de un bar de mala muerte allá por la zona de Gomila. Al principio, le eché la culpa a la pena por la pérdida de mi hermano, pero la cosa me empezó a mosquear después de dos semanas sin pegar ojo.

Me tumbaba en la cama y lo único que lograba entrever en mi habitación eran sombras de antiguas culpas, antiguos miedos y cosas por el estilo. Sobre las tres o las cuatro de la mañana lograba tumbarme y mirar el techo de mi cochambrosa habitación donde ni la mujer de la limpieza, ni plumero pasaba por ella. Por culpa de mis ganas de dormir, y mis pocas ganas de meterme a limpiar la casa que se caía encima de mis hombros, tan solo para poder ver, lo ruin que había sido mi vida, hasta aquel momento. Desde la cama, se podía oír el repiqueteo de las gotas cayendo poco a poco en el fregadero. La almohada, bueno ya no dormía con ella porque hacía tiempo que notaba como se me clavaban las plumas que tenía dentro. Al estar más o menos dos horas en esta situación, me levantaba para ir a servirme un vaso de whisky, donde los cubitos tronaban dentro del vaso, y dentro de mi cabeza también, mientras caía el liquido de color marrón como catarata de salvamento, parecía que dentro de la habitación era un mundo salvaje que dentro del mismo estaba pasando una corriente de agua muy fuerte. Todo esto pesaba en mis hombros, mientras, la televisión estaba encendida, y tan solo echaban programas de propaganda, donde solo hacían que vender cosméticos que te alargaban la vida de las células de la piel etcétera.

Estuve una semana más o menos así hasta que cuando llegó a cumplirse la semana, algo raro pasó. En mi habitación ya no se veían sombras, ahora las sombras ya eran de verdad. Me atacaban y atosigaban, hasta que cansado ya no podía más y salía a la calle, sin rumbo ni destino al que agarrarme algún día. Pero las sombras se materializaban. Recorriese el barrio que recorriese siempre había algo que saliera de lo común. Una de esas salidas, llegué hasta el mismo callejón donde murió mi hermano, y lo único que encontré fueron restos de sus últimos vómitos. Nadie le fue a llorar a la tumba, nadie se preocupó de él lo más mínimo; y aún se que si me siento aquí, a esperar una señal, algún día vendrá a buscarme. Por eso tengo que tener los ojos abiertos. Y bajo ningún concepto cerrarlos. Vivir en la calle, es vital, así podré entender el dolor que tuvo que pasar mi hermano, en sus últimas horas, cuando gimoteaba, y todo el mundo, incluido yo mismo, pasé de él, donde quizás le hubiera servido un hombro donde apoyarse, lo único que encontró fue una espalda, y yo lo único que veo es que por mucho que espere sentado, esperando una señal, tendré que estar despierto por si mi hermano, al igual que mis preocupaciones al fin no estarán entre mis sueños y otros menesteres. Que lo mío es insomnio y no locura. Que lo mío es amor, y lo que la gente deja envolver a través de otras es un velo, largo y negro que todos llamamos hipocresía. Antes de que te corroa venme a ver, te estaré esperando, sentado en un rincón, donde mi hermano, se fue, sin esperanza, buscando una muerte digna y sin preocupaciones.

P.D: Creo que si me he quedado en un mundo de sombras y empeños donde una sombra envuelve mi vida, como un manto negro y espeso que pesa cuan conciencia sin escuchar. Escuchad mis palabras no me tratéis de loco.

-Creo que va mejorando, desde la última vez que lo vi, dormir no ha dormido, pero ahora al menos habla. –Dijo la conciencia a la cordura.

domingo, 15 de junio de 2008

Imaginación

Mirando más allá de las estrellas, se encuentran horizontes inmensos, donde nada más que la imaginación tiene cabida en ella, un mundo que conscientemente está regido por la fantasía y los sueños. Ahora cierra los ojos y piensa que estás en el.

Todo empezó una mañana en el desierto de luz, donde no reina la arena si no que allí no se ve más que una luz cegadora, que emana de un punto que aún nadie sabe explicar su procedencia; cuentan las leyendas que si un rayo de luz te atraviesa, no pasa nada pero por un instante ves lo que se denomina el sentido de la vida. Todo empezó allí, donde no había más que la silueta de un hombre tumbado en el frio suelo del desierto.

Con los ojos cerrados plácidamente y sonriendo, sin dejar a más resguardo que su propia inocencia, el hombre tumbado, se levantó, y muy lentamente se dirigió hacia el sur. Sin rumbo fijo y sin contemplaciones, sus pasos fueron pisando fuerte por el desierto, sin divisar ningún oasis, sin ver más allá que los rayos de luz que le alumbraban un camino inexistente. Hasta que en el horizonte divisó lo que viene a ser un carro de comerciantes filibusteros.

Lo recogieron entre sus brazos, le dieron cobijo, y entre otras cosas también le dieron conocimientos, le enseñaron que la vida no solamente se rige por responsabilidades, y otros ocios que ocupan menos sitio que lo demás; sino que también tienes que saber disfrutar los momentos.

De entre las gentes del pueblo, se podía distinguir varias tangentes en la sociedad del desierto, entre ellas estaban, el filibustero o comerciante de a raso, el creador que usaba las artes místicas y herbolarias para divertir a la tribu, los capataces que eran los que llevaban a todas las rutas mercantes de todo el desierto en sí. Y por si fuera poco, las gentes de a pie que no tenían nada que ver con las demás, vivían en la pobreza, pero con dignidad.

El hombre como ya te he dicho, aprendió muchas cosas entre ellas, su propio nombre, lo llamaron Sindá que en su pueblo, se tradujo el que prospera. Se unió en el gremio de los creadores y aprendió todo tipo de trucos, desde sacar una cobaya de debajo del jubón de tela como pociones que la gente compraba a fin de tener una vida amorosa más apasionada, y otras cosas así por el estilo.

La política de la región no dejaba ver más allá de los confines del desierto, así que Sindá estuvo allí varios años, hasta que un buen día llegó una mujer de tez morena con unos ojos del color de la noche, y digo eso, porque al brillarle los ojos parecía que en ellos se dejaban ver estrellas.

Ella le prometió llevarlo a la ciudad de la arena donde necesitaban a creadores como él, que no solo viviría a base de trucos baratos ni nada por el estilo, que sería feliz y que siempre estaría dibujada en su cara una sonrisa que alegraría a todo aquel que estuviera a su lado.

Él, en cambio pudo descubrir que detrás de ese velo transparente que llevaba la mujer, se escondía una sombra, que no dejaba ver por miedo a ser descubierta. No le supo contestar en seguida pero si vislumbró la cimitarra que llevaba colgada de la cintura, y sin decir nada se levantó y siguió a la misteriosa mujer hasta un sitio más tranquilo.

Allí, los dos se miraron, y se descubrieron el uno al otro. Ella en realidad se llamaba Azkhalar que significaba luz de noche, el nombre lo cierto es que le pegaba, pero, lo que no le pegaba era esa cimitarra que llevaba colgada, en su cintura. Pasaron varios días hasta que le pudo explicar la verdad a Sindá.

Azkhalar, en realidad, se escapó de las fauces de su padre, el hombre que reina el país de las arenas, más comúnmente conocido por el desierto de las ideas perdidas, pero escapó sin dar más pistas a su padre que la que algún día lo volvería a ver.

Todo esto ocurrió cuando su madre en el lecho de muerte, le confesó en el oído, que el rey de las arenas, no era en realidad su padre, que su padre estaba instalado en realidad en alguna choza de un pueblo nómada, y que era capaz de matar todo aquello que parecía desolado, convirtiéndolo en verde.

Sindá le cerró los ojos y al poco, de sus propios ojos empezaron a caer lagrimas de arena, amargas como su pasado, entendió por qué había escapado de aquel entorno que antes estaba y salió escapado sin rumbo fijo, hasta ser rescatado por los comerciantes que le enseñaron tanto, empezó a temblar de miedo y desolación y entonces, Azkhalar desenvainó la cimitarra, y lo único que quedó de ella fue la empuñadura de marfil, la hoja se convirtió en arena. Los dos se abrazaron y en aquel momento, el tiempo se paró por tantos años que pasaron en soledad, buscándose el uno al otro y sin encontrar más destino que el que en un futuro les esperaba.

Esta es simplemente una historia que tenía ganas de contarte, pues me parecía importante que recordaras que todo el mundo tiene un destino marcado, unos más otros menos pero todo el mundo sin más tiene un camino que seguir. Supongo que te contaré estas historias porque no quiero que el viento se las lleve con ellas, porque para mí son importantes.

jueves, 12 de junio de 2008

Majestuosidad.

A Margarita Debayle.

Margarita está linda la mar,

Y el viento,

Lleva esencia sutil de azahar;

Yo siento en el alma una alondra cantar;

Tu acento:

Margarita te voy a contar

Un cuento:

Esto era un rey que tenía

Un palacio de diamantes,

Una tienda hecha de día

Y un rebaño de elefantes,

Un kiosco de malaquita,

Un gran manto de tisú,

Y una gentil princesita,

Tan bonita,

Margarita,

Tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa

Vio una estrella aparecer;

La princesa era traviesa

Y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla

Decorar un prendedor,

Con un verso y una perla

Y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas

Se parecen mucho a ti:

Cortan lirios, cortan rosas,

Cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,

Bajo el cielo y sobre el mar,

A cortar la blanca estrella

Que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,

Por la luna y más allá;

Mas lo malo es que ella iba

Sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta

De los parques del Señor,

Se miraba toda envuelta

En un dulce resplandor.

Y el rey dijo: “¿Qué te has hecho?

Te he buscado y no te hallé;

Y ¿qué tienes en el pecho

Que encendido se te ve?”

La princesa no mentía.

Y así dijo la verdad:

“Fui a cortar la estrella mía

A la azul inmensidad.”

Y el rey clama:-“¿No te he dicho

Que el azul no hay que cortar?

¡Qué locura! ¡Qué capricho!...

El Señor se va a enojar.”

Y dice ella: -“No hubo intento;

Yo me fui no sé por qué;

Por las olas por el viento

Fui a la estrella y la corté”

Y el papa dice enojado:

“Un castigo has de tener:

Vuelve al cielo, y lo robado

Vas ahora a devolver.”

La princesa se entristece

Por su dulce flor de luz,

Cuando entonces aparece

Sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice:”En mis campiñas

Esa rosa le ofrecí;

Son mis flores de las niñas

Que al soñar piensan en Mí.”

Viste el rey ropas brillantes,

Y luego hace desfilar

Cuatrocientos elefantes

A la orilla de la mar.

La princesita esta bella,

Pues ya tiene el prendedor

En que lucen, con la estrella,

Verso, perla, pluma y flor.

Margarita está linda la mar,

Y el viento

Lleva esencia sutil de azahar;

Tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,

Guarda, niña, un gentil pensamiento

Al que un día te quiso contar

Un cuento.

Este poema, dio luz a mi carrera a escribir, y fue mi primer diez en lengua, Gracias Rubén Darío.

miércoles, 11 de junio de 2008

Presentación

Todo empezó cuando tenía, pongamos que cuatro años. El caso es que estaba mirando la televisión y estaban poniendo un pequeño show con bailarinas muy sexys, entonces, y solo entonces dije por primera vez “papá, el pito se me pone grande”.

Mi nombre no sé si es importante, pero bueno supongo que lo tendré que decir por si hay alguien que no me conozca. Para esos espectadores nuevos hola, soy yo; digamos que meramente me aburre decir mi nombre en público, siempre me lo hacen repetir. Así que he decidido hacerme un pseudónimo y este será Willard Oster Williams que quedaría abreviado como WoW (traducción de estas siglas World of warcraft, es un juego de rol que se juega por internet con otra gente), no este nombre no me convence. Mejor un nombre más normal yo que sé, por ejemplo Néstor Vigués, este será mi pseudónimo con ímpetu.

Os hablaré de aspectos de mi vida, y otras curiosidades importantes que no quiero sacar, más que nada porque no me acuerdo, así es el mundo, y así os lo contaré con pequeñas pinceladas de comedia y otras no tan cómicas, pero si divertidas.

viernes, 6 de junio de 2008

Pequeñas frases inconexas

Dejad las copas arriba, que se llenen de la sabiduría de las estrellas, y si allí en el firmamento se cae algo de esa sabiduría, es que la locura nos mancha el entendimiento.

jueves, 5 de junio de 2008

Dejadme que os cuente una historia

Mientras recorría por los recodos de la mente, te conocí, y entonces descubrí que eres una persona especial. Y tu hijo, es una persona excepcional. Por eso dejadme que os cuente una historia, yendo lejos de este mundo. Quedemos el lunes y os contaré una historia.

Lo dicho dejadme que os cuente una historia, donde brille el heroísmo, los animales exóticos, dragones, sirenas, ninfas y otros héroes que no voy a desvelar.

Todo empezó una noche de verano, cuando las hadas del distrito sur de la ciudad, trían un mensaje a un apuesto caballero, el sobre iba lacrado con cera de ogro de las montañas. El caballero, que lo bautizaré como Factus, nombre que me inventado como salta la vista. Factus era inteligente, y la katana que tenía colgando de la cintura, rebosaba de precisión y determinación. Tenía dos secuaces más un rufían que robaba a la mínima ocasión que llamaremos Snipper y un mago que utilizaba las artes del fuego que llamaremos Sindorás.

Snipper, era un elfo, alto y sutil. Era un asesino despiadado, y tenía mucha destreza a la hora de utilizar las dagas y los arcos. Y era también muy diestro a la hora de robar fuera lo que fuere. Se crio entre los árboles donde se suelen criar todos los elfos.

Sindorás, era un humano que se pasaba mucho más tiempo en la biblioteca que en su propia casa, estudiaba siempre la manera de aprender las artes píricas.

Entonces el viaje empezó, los tres iban en camino de un hazaña, por la cual se les recordase desde tiempos inmemorables. La misión era simple, consistía en ir a la guarida de una arpía que estaba custodiada por su cría y un ogro que las guardaba con mucha celosía.

Así que se propusieron hacerlo con la máxima delicadeza posible, sin levantar sospechas, así que se encaminaron hacía allí. Mientras Snipper aprovechó para robar al guardián de la guarida, Sindorás aprovechó para utilizar sus artes para crear bolas de fuego que hicieron quemar hasta los cimientos, cuando el mago empezó a quemar el escenario entonces entró Factus para cortarle el cuello a los tres con su katana.

Así que ¿así pasó todo? ¿Así mataste a tu familia Carlos? Llamaste a Julián y a Pablo, para que Julián robara, y para que Pablo creara una bomba que incendiara lo que en un tiempo fue tu hogar. ¿Qué es lo que te llevó a hacer eso? ¿Por qué tuviste que matar luego a tus amigos que te ayudaron? ¿Por qué le rondaron dudas de si estaba bien o mal? Aquí mi amigo y yo, te hemos estado escuchando y después de quince años en el cuerpo nunca había oído una historia tan macabra como es la tuya. Y eso que soy inspectora criminalista.

miércoles, 4 de junio de 2008

Diálogos de gente malsonante

El escenario de esta historia transcurre en el rellano de una escalera, donde el eco y los vecinos son, sobre todo el público de esta historia.

Situación. Son dos amigos que después de varios meses sin hablar se encuentran en el rellano de un tercero, llamémosle Pepe y Paco. Hagamos la descripción.

Pepe es el típico chico tímido ante los demás, persona que suele seguir el rebaño. Es estudiante de universidad, y por mucho que lo niegue, le gusta ser ver mucho porno, tanto que se lleva dentro de bandolera que siempre lleva colgando, una revista del destape.

Paco, por otra parte, es más lanzado, más burro, y nunca teme que lo pillen con nadie, lleva trabajando durante años, mientras todos sus amigos aún estudian, es el que tiene las cosas más claras, pero tiene otras virtudes que los demás no, y es que sabe apreciar las buenas compañías, ya sean amigos, chicas, etc. El trabajo le abrió muchas puertas en ese sentido.

-¿Y qué tal llevas la universidad?

-Pues creo que la llevo más en la barra del bar con los amigos entre comillas que con los profesores en sí.

-Y de chicas, ¿sigues siendo tan tímido?

-Creo que incluso más, porque me quedo callado a su lado y me empiezan a sudar las manos, y a veces incluso tartamudeo sin darme cuenta.

-Madre mía sigues siendo el mismo que siempre, eres un animal de costumbres, a ver si te tendremos que llevar a pasear por los clubes algún día de estos.

-No creo que haga falta, porque el otro día le toqué la mejilla a una.

-Guau, ¿seguro que era una, o era en realidad tu madre o tía paterna?

-No te pases que ya sabes que me molesta.

-Dicen que las mentiras ofenden, y la gente que miente mucho más.

-Sobre todo si te acabas de cargar el dicho, tu sí que eres un animal, pero no de costumbres, eres un mono de feria.

-Al menos soy listo y me tiran cacahuetes, cuando hago una hazaña. O hago algo bien.

-Cállate la puta cara que estoy harto de escucharte, siempre dices lo mismo, y por mucho que digas nunca cambiarás. La obra te cambió.

-Como a ti, la universidad. No en el tema de masturbarte como un mono, si no en que no te abres a la gente, y que llevas la revista de cada mes en tu bandolera.

Bajó un vecino de la escalera, para advertir que hacían mucho ruido, mientras estaba bajando Ricky. Era un chico que nunca admitía problemas en su pandilla, era simplemente, la libra que calibraba cuando una cosa estaba fuera de lugar y cuando no, estaba trabajando y estudiándose un futuro, poco prometedor por lo que decía él, y no es que se hiciera la víctima, pero es que era el tercero de siete hermanos, y todos ellos, al llegar a la mayoría de edad, se tenían que, o independizarse o trabajar para ir tirando en la familia.

-Chicos, no montéis tal albedrio en el rellano de la escalera, joder cualquiera diría que tenéis la pitopausea o algo por el estilo.

-Ha empezado él diciendo que me tendría que llevar a clubes.

-Pepe, si seguro que te hacen un favor, hombre no lo niegues, que ya tienes niebla en la pantalla del ordenador, porque está quemado por dentro, de tanto porno que visitas.

Ruborizado, estuvo callado durante todo el recorrido, Ricky y Paco empezaron a hablar, Pepe, de mientras estaba pensando en que página meterse aquella noche fría.

-¿Has visto la página web de giger?

-Sí, pero tengo que decir una cosa, este tío parece que no sabe hacer nada más que mal formados, ¿por qué será?

-Pues no lo sé, pero también paso de saberlo, porque seguramente si rascamos en el tema, encontramos algo muy chungo.

-Pepe, cuéntate algo.

Taciturno, y pensativo estaba pensando que contar a los demás, pero lo único que se le ocurrió fue mirar para otro lado y pasar un poco del tema.

-Venga Pepe, cuéntame cómo ganas jugando al mechero, o cómo le tiras los trastos a las universitarias.

Lo único que podía decir es que no dijo nada más que se rió de su situación, hacía como un año que estaba en la universidad y lo único que tenía claro era la hora de salir a merendar.

Esta historia va para aquellas personas que han marcado frases dentro de esta historia.

P.D: Por mucho que no nos veamos, siempre estaremos aquí, a todos mis amigos

lágrimas de cristal en un mundo etéreo

Papeles mojados en un mundo de un color azulado por luces de neón y humo gris. Me siento en el diván de tus besos, tus caricias, tu todo, formamos parte de algo humano dentro de una cúpula de flores artificiales donde reina más el que harán o el qué dirán, que cualquier otra cosa, por el momento.

Estamos sentados en una habitación enfrente de un sex shop que parpadea su nombre sin cesar, pero sinceramente lo único que noto son tus brazos, tu aliento, tu peso, tu todo.

Dejamos encendida una vela para que baile al son de nuestro amor, una balada silenciosa que no hace más que consumirse a sí misma, mediante pasa el tiempo y mientras alumbra esas sombras que dejamos esconder; sinceramente es la única manera de estar contigo sin tener que dar explicaciones a nadie.

De las pequeñas dunas de tu cuerpo, largo y extendido, de un color piel mostaza, descubro que simplemente hay bondad, simplicidad, satisfacción, desasosiego. Y que tú tengas una superficie de plástico no me ayuda nada porque empiezo a llorar, pequeñas gotas de un día lluvioso.

Simplemente quería retratar el paso del tiempo, dentro de un mundo underground, en una sociedad que no existe el lo mustio pero si existe lo irreal, y se encuentra en luces que no se extinguen, que puedes controlar la intensidad de la luz, puedes conseguir sexo yendo directo a un sex shop y, lo más humanamente posible, seguramente también puedas llorar lágrimas de cristal en un mundo etéreo, donde rige más los chips que los sentimientos en si.

martes, 3 de junio de 2008

Una guerra fictici, amb un final fictici.

Son molts es somnis que enrere varen quedar, entre tants de records, i belleses, tens que admetre que qualsevol cosa que pensis ja no queda memoritzat amb so pas des temps, si no que se borra como anima al vent. Per això te dic que prenguis el teu camí, que per sort o per desgracia, sempre te per von sortir. Riurem, plorarem, però sobretot recordarem, deixa fer, un temps, on sa cendra se menja es pas de totes aquelles il·lusions, on mirant cap endavant se pot trobar un destí, un futur. Deixem partir com ànima en pena, recordant tots aquests anys de haver-te cuidat, recordant que sempre estira’s baix un ombra que no podrà igualar ningú, i quant, tenguis el teu propi fill, recordaràs aquestes paraules com quant de mi te vares tenir que despedir.

Sé que es molt dur, un adéu com aquest, es difícil d’oblidar, sé molt bé que per molt que ho negui, no m’agafaran, encara que també ho dic ben en serio, se que tu, més que ningú miraràs un dia, aquest horitzó de color gris, i contaràs sa meua història, contant també que vaig morí per honor, i sobretot per salvar-te a tu, es meu fill estimat.

Després d’haver trobat sa carta de mon pare, a nes calaix, amagat de qualsevol record, varen venir a jo, records damunt, sa guerra, d’un país que va deixar de manar, per que manessin altres, un país que se va deixar influenciar baix una república que no va fer més que baixes, dins un mon ple de il·lusions. Sa ràbia me corria, dins del cos, com si haver llegit aquella carta, hagués produït l’efecte domino que tots pensa’m, vaig recordar, aquelles llesques de pa que mon pare feia, a n’és forn de llenya, a von protagonitzaven grans horabaixes dins, cas meus padrins, i que malgrat es mal temps que corrien per aquell ansà, vaig conèixer, lo que va esser s’ il:il·lusió de viure. Encara tenc somnis de quant mon pare demanava per favor que l’ajuda sin per poder salvar la seva ànima que encara avui es guarda dins, un recó de sa meva memòria, un record bastant negre comparat amb lo que me trobat fins ara.

No se el que esperava trobar exactament, però aquesta carta no, sa padrina, amagà aquesta carta per protegir-me de un cas de realitat, encara que no volgués que ho ves, si ho he vist, he tingut que esperar, una sèrie d’anys, però a la fi he vist sa darrera carta de mon pare.

Una guerra que si mos atura’m a pensar amb deteniment, mai va existir, una guerra que per molt que mirem a l’horitzó no tornarà més de lo que va venir per aquell temps. Una guerra fictici, per un adéu que no arribarà, que aqui es mort es narrador i viu es qui ho llegeix, deixa que respirin aquestes línies que me fa mal es cap domés de pensar amb lo que va passar.

El Vals del escritor

Era una pequeña ciudad, donde todo el mundo conocía las virtudes y desesperanzas de cada pueblerino. Pero todos vivían en paz, allí vivía un joven con la sola convicción que repercutía en su futuro, escribir. Su nombre era Isaac y siempre llamaba la atención la manera que tenía de explicar las cosas.

Se sentaba delante de la máquina de escribir una Underwood que tenía su abuelo y tecleaba sin parar durante horas algo como:

Clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac.

Y al final siempre solía poner para quien era, normalmente eran historias que iban dirigidas a Irene, la bibliotecaria, y otras más públicas dirigidas a toda la ciudad, ya que escribía en el periódico local.

Un día se le presentó un conocido editor delante de la puerta de su casa, presentando sus respetos por todas las historias que había leído suyas. Y le encargó un trabajito. Nada más que un par de poemas, u otro tipo de relatos, que lo eligiera al gusto. Isaac, empezó a pensar y a pensar, y lo único que empezó a escribir fue sobre su musa, la bibliotecaria y quedó tal que así.

Clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac, estaba pensando y clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac clac.

Al final quedó algo como esto.

Mi linda, doncella de ojos, tristes, apagados tal vez. Por ti me he acercado mil veces a preguntarte por mi amigo Alejandro Dumas, no por él si no por ti. ¿Y en realidad, sabes lo que siento? Que tu y yo flotamos en un abrir y cerrar de ojos, entre gente privilegiada, en una ciudad pequeña. En un vals donde no tiene ni principio ni fin. Donde sin ir más lejos tus ojos atrapan los míos. Y donde prendado me he quedado esperando hablar contigo. No sé si en realidad notas que te observo, pero lo que siento de veras es no ser más apuesto. Por eso escribo estas líneas, porque como las demás se las llevará el viento, allá lejos de ti y de mí.

Al día siguiente, el editor fue a recoger su encargo, y para sorpresa de Isaac iba acompañado de Irene, que era su sobrina, se quedó anonadado al darse cuenta que quien le había hecho el encargo fue ella y no su tío.

Ahora han pasado diez años y el clac clac aún suena en los momentos íntimos mientras él escribe, ella lee, en un vals sin fin con el compás de la máquina de escribir de esta manera clac clac.

Lolita

Annabel era, como el narrador, de origen híbrido: medio inglesa, medio holandesa. Hoy recuerdo sus rasgos con nitidez, mucho menor que hace pocos años, antes de conocer a Lolita. Hay dos clases de memoria visual: con una, recreamos diestramente una imagen en el laboratorio de nuestra mente con los ojos abiertos (y así veo yo a Annabel, en términos generales tales como "piel color miel", "brazos delgados", "pelo castaño y corto", "pestañas largas", "boca grande, brillante"); con la otra evocamos instantáneamente, a ojos cerrados, en la oscura intimidad de los párpados, el objetivo, réplica absolutamente óptica de un rostro amado, un diminuto espectro de colores naturales (y así veo a Lolita).
Este libro a mí me marcó una época, un momento, un anhelo, gracias a Vladimir Nabokov, empecé a pensar que yo tambíen podía aportar algo en la sociedad de hoy en día, espero que, no digo al igual, pero si en pequeña porción marcar a los que me leen. A vosotros una parte de mis preferidos pasajes.
extraído del capítulo 3 de Lolita. Autor Vladimir Nabokov

Lienzos

Me siento torpe, cual novel coge el coche, o primerizo al estar con una mujer, y no saber qué hacer con la situación. Estoy aquí enfrente de un lienzo blanco, el papel sin saber muy bien que escribir. Escribo palabras y podría escribir muchas más pero lo único que me dicen son tonterías, así que me siento pienso y escribo.

Pienso en plasmar a pinceladas el retrato de alguna dama, mejor no, está muy visto, entonces describiré como al cerrar los ojos sueño, los sueños no son ficción, a veces son cosas que hemos dejado a medias sin terminar, cosas que anhelamos hacer.

Entonces hablemos de sueños.

Veo un lienzo manchado de virutas de pintura, o manchas sin ton ni son, y entre esas manchas, se encuentra la silueta una silueta que me manda callar con un dedo enfrente de los labios. No tengo musa pero aparece una chica entre ese lienzo e inconscientemente, lanzo una jarra de pintura negra sobre el lienzo, tapando todo lo demás, y mientras veo que mi escenario se limpia por completo, entro otra vez en acción, y vuelvo a pintar esta vez hago una habitación oscura, ya que el color negro no me deja hacer mucho más.

Pero tampoco, de ella aparecen las arugas que me mandan borrar de nuevo. Así que esta vez cojo el blanco para reiniciar mi arte, que no es arte es simplemente que yo soy una persona que quiere enseñar al mundo que valgo para algo más que para servir a la señora, que valgo también para crear, pero por lo que veo, lo único que haré será estar postrado en un mundo de lujo, no por mí, si no el lujo de otro.

Así que me emborracho, cojo una botella del anís de mis amos, dejo caer toda la botella casi en mi interior, y entonces ya empiezo a ver doble, incluso triple. Entonces me doy cuenta de que no tengo solo un lienzo si no varios, pero caigo rendido, por el alcohol.

Al despertarme me doy cuenta que el cuadro o intento de cuadro, no está encima del caballete, que ha desaparecido para dar cambio por un sobre de color acre, y un dolor de cabeza que lo acompaña, apretando todas esas neuronas que no sabía que tenía. Abro el sobre y resulta que es de mis amos que me han despedido como criado, pero me contratan como pintor.

Que les ha gustado el cuadro, en un lienzo ya manchado, pues vale, quédenselo, yo no volveré a coger un pincel nunca más, en mi vida. Porque luego me acuerdo de la botella de anís y de cómo me siento en ese momento.

Sé que suena paradójico pero los sueños es lo que tienen no tienen ni pies ni cabeza, y por si os lo preguntáis, si esta historia la hice un día de borrachera, cenizas y humo que me hizo ver el papel como un lienzo largo, en el cual contar muchas anécdotas al mundo. Dejando atrás todo tipo de vergüenzas y otras cosas por el estilo.

lunes, 2 de junio de 2008

Los amantes del circulo polar

Advertencia: Esta historia esta creada mediante la mente enferma de una pareja de diálogos por internet. Diálogos que pondré en negrita, los nombres los pondré con letra normal y las explicaciones de lo que pasa al leer cada frase en cursiva.

Luz de gas: buenas noches Noelia, ¿Qué tal el día en clase?

Las mañanas apagadas nunca son suficientes para mí, dame cariño: Pues bien, lo que se me ha hecho muy largo el día porque no estabas tú a mi lado como cada mañana.

Luz de gas: lo cierto es que yo también te he echado de menos, ¿recibiste mi postal electrónica? Ya sabes la del osito de peluche rodeado de rosas.

Las mañanas apagadas nunca son suficientes para mí, dame cariño: pues sí y gracias a eso cambiaré el Nick y pondré que eres la luz de mi día.

Luz de gas: Ese me gusta más, porque soy el protagonista, gracias mi vida. Por cierto no quiero que te enfades, pero, ¿te acuerdas de la noche que pasamos en casa de tus padres?

Mientras Noelia estaba cambiando el Nick para poner Eres la luz de mi día. Luz de gas, se relamía los labios mientras miraba obscenamente la pantalla.

Eres la luz de mi día: Pues como para olvidarme, ese día lo hicimos hasta en la encimera de la cocina.

Luz de gas: Pues esta mañana me he acordado y… bueno eso, que me ha ayudado bastante a que el día se me hiciera ameno.

Eres la luz de mi día: Eres un guarro, que sepas que el día se hace ameno porque la gente trabaja, y no se consuela de la manera como tú lo haces, aunque me está poniendo cachonda nada más pensar sobre el tema.

Luz de gas: ¿quieres que lo hagamos?

Eres la luz de mi día: Hagámoslo, pero si estoy un rato sin decir nada es porque esta mi madre por al lado mía.

Las dos mentes, estaban intentando una relación de cualquier manera, enferma, según como se mire.

Luz de gas: ¿Hoy donde toca dar el salto?

Eres la luz de mi día: Entremos en la oficina de tu padre y hagámoslo.

Luz de gas: Entonces, espera que coja la “llave” y enseguida estoy allí, no olvides que es en las oficinas de telefonía, donde los ordenadores con pantalla de plasma, donde hay tantos alargadores.

Eres la luz de mi día: De acuerdo, allí te espero, iré con mi portátil, y no te olvides de traerme el tambor de virus que preparamos en casa de mis padres, se los meteremos todos esos virus en la empresa del pijo de tu padre, por snob.

Luz de gas: Noelia me he corrido, con tan solo imaginármelo.

Eres la luz de mi día: Eres un cerdo, pero mientras lo pensaba he mojado las bragas, sinceramente hablando.

Nadie dijo que esto fuera una historia de amor, o ciber sexo simplemente era una historia de dos hackers intentando noquear una red interna de una empresa de telefonía móvil, sin caricias, ni sentimientos, simplemente, mentes enfermas en un mundo de chips. Igual he llevado esta historia a un punto que no llegará ninguna pareja o igual si. Nunca lo sabremos o si.

Pequeñas frases inconexas

La gente dice que diga, que cuente que cuenta, que la historia es pasada, y el futuro es irreal.