sábado, 31 de mayo de 2008

Niña

Infancia interrumpida, por un padre borracho y una madre yonqui, tuvo que dejar de lado una inocencia pérdida en la noche, entre sábanas mugrientas y pequeñas caricias a modo de puñetazos y huesos rotos. Dejaste atrás un mundo “seguro” entre cuatro paredes, comida y mudas limpias, para salir escapada sin nada más que una pequeña maleta y un horizonte que presentaba esperanza con tonalidades de color gris, y unas pinceladas negras que tapan todo ese matiz. El camino es angosto, pero vale la pena cuando te das cuenta que todos los años malos han pasado, y que ahora el futuro es mucho más prometedor, cuando en realidad no ha hecho más que empezar.

Al cabo de pocos días, la niña es asaltada por unos vándalos que la toman y la violan, y al acabar la faena le tiran un dinero que la ayuda a subsistir. Desconcertada se acuerda que alguien, no se acuerda muy bien de quien, le explicó alguna vez que siempre mirase el punto positivo de las cosas, en ese caso fue el dinero. Pero aunque miraba el lado positivo también veía que la estaban utilizando, en un mundo donde los bulevares, las luces de neón y otras pequeñas cosas dejan atrás un lienzo blanco lleno de melancolía y desasosiego.

Aprendió a trabajar de noche, entre las mugrientas calles de chicas que, al igual que ella, escaparon de una vida dura buscando algo mejor, pero la única opción fue valerse de su cuerpo, algo que a veces llevaba bien y a veces mal. Unas noches tocaba paliza, que mediante el maquillaje disimulaba y otras que era el típico marido de alguna conocida que pagaba el doble, una por servicio y el doble para que no le contara nada a su mujer o vecina, estos eran sobretodo los machotes que la dejaban tirada medio desnuda entre los matorrales de cunetas o aceras.

Tuvo una época en la que al, no tener dinero suficiente no utilizaba condones y tuvo que pedirse unos “nueve meses” gratis para poder ser madre; con la ilusión que le hacía de pequeña y lo amargo que se le convirtió de mayor, sin saber quién era el padre. Y sin ningún sitio al que quejarse, puesto que una nunca recuerda en que parte de atrás de un coche se concibe un crio. Pero la salvó el tenerlo una de esas famosas palizas que la hicieron caer por unas escaleras, hasta abortar con la criatura.

Las lágrimas no hicieron más que acentuar el dolor que sentía la niña, trabajaba de día y de noche sin descansar porque necesitaba el dinero, donde poder apoyarse en él para poder curar aquellas, mera escusa para poder tener la mente ocupada fingiendo un orgasmo que otra cosa, pero al final de la faena pagaba.

Un día de esos de mucho “trabajo” mientras esperaba que algún coche se la llevará, se acercó un coche de jóvenes de los cuales solo querían pasar un buen rato, pero a ella le daba mala espina, porque iban cuatro dentro y estaban pidiendo un presupuesto para los cuatro. Pero ella, que era más lista pidió el dinero por adelantado, al tenerlo en la palma de la mano, ella se subió “encantada” pero como buena chica, subió al coche, donde una vez dentro la apaliaron de tal manera que el único rasgo que quedó intacto fueron las lágrimas translucidas de desesperación que corrían por los ojos amoratados y la conciencia de una niña, que ingenua, se escapó para estar segura en un mundo donde el dolor no existía y el dinero daba la felicidad, pero lo que le dieron a ella, fue sobretodo moretones y disgustos.

A todas aquellas personas que, pensar, piensan que ser puta es un trabajo que esta chupado, pero no tienen en cuenta que tiene sus riesgos.

1 comentario:

mariloli dijo...

Buenas mi niño, lo triste de tu historia es que hay muchas niñas que no puden elegir ese futuro y otros se lo eligen por ellas. En cuanto a la palabra libertad, muchos filosofos no se han puesto de acuerdo en que significa, pero en nuestra sociedad menos.Bsukis