martes, 22 de abril de 2008

Sombra del pasado capitulo 4º

Al haber descubierto los papeles que estaban dentro de las bolas, los tres nos quedamos perplejos ante el descubrimiento. Hasta que el que rompió el silencio fue Armando, y lo hizo de esta forma.

-Bueno lo más importante, ¿se lo has dicho a alguien más del cuerpo, mejor dicho, sabe algo Gutiérrez de esto de las circunferencias? Dime que no por favor.

-Armando, sabes que por mucho que trabaje para la policía antes trabajo para ti, tú me ayudaste a sacarme la carrera, y por eso soy tan pesado por el móvil, porque siempre que me llega un cuerpo con algún detalle raro, te llamo.

-Cierto, y es admirable. Bueno haremos una cosa, si Gutiérrez te llama, para que le des el informe, no le digas nada sobre las bolas. Cuéntale lo demás, lo que sea relevante dentro de lo que sea con la investigación.

-Un momento hablando de eso, también os quería comentar otra cosilla, no es muy normal, pero los cadáveres, todos sin excepción llevaban como mínimo una semana muertos, y cuando digo todos me refiero al señor McCan también.

-No entiendo nada ¿pero cómo es posible, McCan?- pregunté casi ahogándome.

Entonces sacó el cuerpo de dentro de una de las cámaras, rígido y pálido es lo primero que me vino a la mente, pero es que era escalofriante, alguien, el asesino le había quitado los párpados para que pudiéramos ver el terror del momento antes de su muerte. En sus ojos, que recordaban los de una muñeca de porcelana se podían contemplar horror, no templanza. De su cara, se podían encontrar signos de asco y repugnancia, lo que daba a entender que estaba vivo cuando se los quitaron.

-Sí, no es que sea una imagen que gane el premio del National Geographic del concurso de fotografía, pero es el señor McCan, Steve para los amigos, porque me encontré esta esclava en la muñeca izquierda que ponía lo típico en ella. Te quiero Steve y la fecha.- Luis Luceras, puede que sea un payaso pero sabía perfectamente el trabajo que hacía- Ahora fijaos en las extremidades, las venas son visibles al cien por cien y eso no es muy normal en una víctima que la han matado hace unas horas, si no que forman parte de hace varios días, ahora fijaros en la garganta, hay como una pequeña incisión hecha con un bisturí, aquí puede que encontremos algo más.

Entonces Armando recibió una llamada de Gutiérrez, lo que esta vez no se alegró al recibir la información, entonces me hizo una seña para que dejáramos a Luis hacer su trabajo. Y entonces le pregunté.

-¿Qué te pasa Armando, pareces muy serio?

-Tenemos que irnos, el inspector Gutiérrez nos echa de menos, y tiene información sobre McCan. Dice que es de vital importancia, así que vámonos ya. Luis, si encuentras algo más llámame a mí, antes que al inspector.

-Sí, señor no pases pena, como siempre.

Salimos casi corriendo, por ese pasillo estrecho que era la casa o Dios sabe qué de Luis. Cuando al final vimos la luz del día, cogimos el smart de Armando en dirección hacia la comisaria. No nos dirigimos la palabra, pero se notaba una gran tensión en el ambiente. El descubrir las bolas N nos alteró mucho, y que el mensaje estuviera cortado por la mitad, más aún. Ahora cogíamos el coche para ver qué información nos podría dar el inspector Gutiérrez que había llamado a Armando.

-Ah, por cierto, Norte ¿quieres ser mi compañero? Visto que eres el objetivo del asesino. Me interesa tenerte cerca y como has estudiado criminología, eso siempre ayuda.

-Bueno creía que ya trabajaba para ti.

-Hasta ahora solo habías sido chico de los recados, ahora trabajarás para mí, el inspector quería que tuviera un compañero y te elijo a ti, si te parece bien.

-Cla… Claro, no sé qué decir.- En ese momento noté como me salpicaba algo en la cara, era de un color intenso, y de repente noté un peso en mi hombro izquierdo, que al girarme me fijé que era la cabeza de Armando, lo habían matado Dios sabe porqué.

Cogí, y salí del coche, salí corriendo sin ninguna dirección fija. No sabía muy bien lo que hacer, pero corría como un galgo. Entonces empecé a oír como disparos sordos, como si me disparasen, no sabía exactamente que era pero tampoco me paré para mirar. Y cuando estuve a la altura de la Bonanova, cesaron los tiros, estaba fuera del alcance.

Ahora tenía que encontrar el motivo del tiroteo y el porqué matar a Armando. El asunto se estaba poniendo feo y no encontraba ni entrada ni salida.

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