jueves, 4 de septiembre de 2008

Conóceme XXX

C

harlie, aprovechó y creo que, se pasaba en cierto modo al dejar a Bruno en mi casa, día tras día, noche tras noche, los vecinos creían que mi mujer y yo habíamos adoptado un chico, pero claro, esto no era así, hacíamos de canguro sin más remedio que el de tener que aguantar a un amigo con una fuerte depresión por la falta de tener sexo. Al poco de todo este carnaval de carne, depravación y sobretodo abandono, por parte de Bruno, no miento, llegó un punto que llamaba mamá a mi mujer, porque como se llaman igual, pues eso la confusión del momento, pero lo cierto es que me gustaba que Jaime tuviera con quien jugar.

Un día, después de una larga temporada de guardar a Bruno, Charlie apareció junto con Inés con una noticia que me hizo ver las cosas de otro modo.

-Después de mucho cavilar, Inés y yo hemos decidido tener una hermanita para Bruno, bueno perdón de hecho ya está en camino.

-¿Qué? Eso es magnífico pero ¿puedes venir un momento Charlie?- Charlie me siguió unos pasos para que no nos escucharan nuestras parejas- ¿A ti qué coño te pasa, no ves que si no puedes con un hijo con síndrome de Down? Y ahora pretendes tener una hija con una mujer que ni conoces, vamos que has empezado hace poco.

-Verás ella no es como Guadalupe, porque la conocí en un bar, a Inés en cambio, fue más romántico, es una mujer madura, tiene hijo y nos queremos, además, mira lo que tengo aquí- metió la mano en el bolsillo, para enseñarme un anillo con un pedrusco enorme encima- le voy a pedir que nos casemos.

-Ah, eso está muy bien, en primera no la conoces y en segunda, que aún se está divorciando, yo no quiero saber nada, a por cierto ¿qué tenéis pensado hacer con Bruno?

-Digamos que la custodia del niño, la ganó el padre.

-Entonces ¿cómo es que aún lo tenéis vosotros?

-Armando, soy un buen abogado, pero desde aquella noche que te quedaste con Bruno, Inés y yo no hemos parado de- hizo un movimiento de cadera, en plan estoy echando polvos a mansalva- ya me entiendes. E Inés no ha podido firmar nada todavía porque como estaba ocupada.

-Por desgracia, lo entiendo, pero no pasa nada, nosotros supongo que lo tendremos que cuidar de momento ¿no es así?

-Verás no te lo he preguntado, pero era porque lo daba por hecho no os importa ¿verdad?

-No, este mes no podré ir a Hawái, pero no importa ya aprovecharemos cuando Bruno no esté por aquí.

-Uf, menos mal, que bueno es tener amigos como vosotros.

-Ah, por cierto sí que puedes hacer algo por mí, es que verás como sé que tienes contactos con el hotel Valldemossa, había pensado que igual me reservaras mesa para poder ir a cenar junto con mi mujer ¿lo podrás hacer?

-Está difícil la cosa, ya sabes, crisis, recorte de personal, etc. Miraré lo que puedo hacer, pero me parece bien la idea, si llegas a ir pide por Miguel, es un conocido mío ¿ok?

-Ok.

Volvimos con nuestras respectivas parejas que, a su vez iban acompañadas de nuestros hijos. Inés resplandecía de elegancia, el embarazo le sentaba bien; en cambio mi Inés solo hacía que quejarse porque Jaime quería subir al caballito. Sé que mi niño si sigue así, de mayor será un incomprendido, o peor aún, artista de arte abstracto.

-Papá ¿sabes cómo se hacen los nenes?

Yo no le podía decir “pues mira se tienen cuando tu madre y yo hacemos un cambio de fluidos genitales y, cuando estos se mezclan, se crea el embarazo, a los nueve meses de gestación se tiene un bebé”, esto viene a ser lo que me gustaría decirle, pero claro siendo tan pequeño, tan solo cuatro años, no le podía soltar tal idiotez, así que decidí hacerme el tonto, por una vez aposta.

-¿Cómo hijo?

-Pues mira, según tengo entendido tú le pones una semillita a mamá y cuando ya está dentro, tú la empujas con la polla ¿es así no?

Todos empezaron a reír, incluso a Bruno le hizo gracia, pero yo me quedé un tanto mosqueado, porque esto olía más al tío Pedro que ha otra cosa.

-¿Quién te ha dicho eso?

-El primo Pedro.

¿Cómo me podría haber los modales de tan salvajes hijos como los que tenía Pedro? Mira que me lo advirtió, pero yo no hice caso ¿por qué? Ahora me estaban pervirtiendo a mi inocente hijo.

-¿El primo Pedro?- me giré para ver a Inés que estaba hablando con Inés, dándole consejos para el parto y esas chorradas de mujeres que suelen tener.- ¿No te dije que no quería que nuestro hijo se juntara con tal clan de salvajes?

-¿Qué quieres que haga si Belinda va a comprar donde nosotros?- Belinda, os cuento, es la primera de las tres pardillas que se acostó con Pedro, porque buscaba desesperadamente tener un hijo. Hasta que lo tuvo con él.

-¿Y qué se cuenta? ¿Sigue yendo de bares para pillar algún soltero disponible?

-No, está estudiando para ser no se que de enfermería, verás mejor te lo cuento luego, que Inés, mi tocaya tiene problemas con lo de prepararse para el parto.

Esperé junto con Charlie y nuestros respectivos hijos en el parque, os puedo asegurar que oír hablar de chochos y tetas no siempre es bueno, además cuando lo cuenta una mujer, o lo que es lo mismo, cuando tiene que parir. Entre los puntos de sutura y que la regla le viene cuarenta o no sé cuantos días más, tenía un asco encima que no podía con mi cuerpo. Charlie estaba a mí lado haciéndose a la idea de estar casado, de vez en cuando se giraba y me hacía señas en plan “¿cómo has aguantado tanto tiempo casado”, yo no contestaba, pero interiormente lo pensaba al igual que él. Pasaron unas cuantas horas, hasta que se dieron cuenta de que ninguna de las dos tenía hecha la comida. Unos decidieron hacer arroz a la cubana, mientras otros se tuvieron que ir al McDonald’s para que su hijo se llevará el juguete que traían cada semana.

Nuestros caminos se separaron, en dos direcciones completamente opuestas. Yo seguía el camino de la felicidad, Charlie en cambio, se estaba auto castrando, cortando las alas o como lo queráis entender, quería demostrar que valía como persona, aunque no fuera así, Charlie siempre fue cliente de una sola noche, la monotonía se cargaría su espíritu, sus historias y lo que es más importante, su reputación como persona, que tanto le costó levantar.

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