martes, 16 de septiembre de 2008

Conóceme XXXIXL

D

ía catorce de Septiembre llegó, pero a mí me pilló quemando papeles, eso significa que ni dormí ni nada, la cabeza me daba vueltas y no sabía muy bien donde estaba, bueno, miento, lo sabía perfectamente , porque olía a antiguo y de dentro se podían escuchar los gritos que generaba mi tía desde dentro, pero aún con esto, no me sentía animado, simplemente me sentía mal conmigo mismo, por haberme mentido.

Sabía que antes de ir al hotel Valldemossa tendría que llamar a Blanca, pero es que lo que no sabía es que, como se lo tomaría, no sabía exactamente que me diría y tampoco sabía cómo me lo tomaría yo, no estaba de ánimo como para tener una cita, me costó decidirme cuatro horas, que utilice para dormir un poco y un buen desayuno, que en realidad era una comida con la tía Clara, creo que eran Hamburguesas de espinacas, las quería hacer de carne picada pero es que la pobre… ya me entendéis. Después llamé a Blanca de esta manera:

-Buenos días ¿estaría Blanca?

-¿Cómo no va a estar? No sé si lo sabes, pero es un móvil a lo que estas llamando Armando- me dijo Blanca risueña- te echaba de menos y no me atrevía a llamarte por si acaso me contestaba tu mujer ¿qué querías?

-Bueno verás, he estado pensando en que igual te gustaría quedar conmigo esta noche, es que tengo una mesa reservada en un restaurante donde es muy difícil conseguir una mesa, pero Charlie me ha ayudado.

-¿Y tú mujer?

-Ah, no pases pena, ella ya ha quedado, digamos que ahora estamos en plan swingers no tiene nada que ver con eso, porque como es tan acaparadora, simplemente lo hace ella tan solo, yo esta noche es la primera vez que lo haré, aunque no te creas he estado hablando con tu primo Pedro y me ha comentado lo que… vamos que te gusto y tú a mí. No quiero meter la pata pero ¿estás allí?

-Sí, lo que no me lo creo, estoy estupefacta, nada más ¿quieres que venga ahora para consolarte?

-No, gracias pero no. Otra cosa ¿sabes si tengo que ir muy arreglado para ir al hotel Valldemossa?

-No he ido nunca pero bueno creo que sí, además siempre me ha gustado la idea de ir, pero como iba a ir ¿sola? Menos mal que te has acordado.

-Sí, sí que me he acordado, pero una pregunta ¿de qué crees que me he acordado?

-De nuestro aniversario, iré encantada, si es contigo, siempre me lo paso bien.

En ese momento estaba congelado, lo habían preparado todo, incluso el que yo me sintiera tan miserable, de pronto entró mi tía con una bandeja preguntándome:

-¿Te vas a quedar a cenar?- negué con la cabeza, porque lo que había en la bandeja, eran restos de Dios sabe qué, pero no tenía pinta de ser muy comestible- de acuerdo entonces dejaremos el revuelto de espinacas para mañana- por lo visto no tuve tanta suerte como para que se lo comiera ella esta noche- ¿dónde vas esta noche?

-Es que he quedado con una amiga.

-Sí, es cierto en mi época también se le llamaban amigos a esos que después entraban de faldas para adentro, no te olvides de llevar protección hijo- entonces saqué de mi mochila un condón que compré la noche anterior- no, eso es igual, alerta porque la mujer de hoy en día son unas calientapollas, llévate agua bendita o algo por el estilo.

-Tía, Blanca simplemente es una amiga, no creo que pase nada.

-El creer no es lo mismo que el saber ¿sabes quién me decía eso?

-¿Quién?

-Supongo que mi abuelo, pero ya ni me acuerdo, han pasado tantos años.

Mi tía en el fondo era buena mujer, un tanto mal hablada y muy descarada, pero tenía un corazón enorme que no le cabía en el pecho de grande que era.

El resto del día, pasó sin complicaciones, vamos que me lo pasé arreglándome, me tuve que ir a comprar ropa para vestir, porque como me había ido de casa sin decir nada, pues… es lo que tiene. Así que me fui compras solo, era penoso decirlo, porque tendría que comprar aparte un regalo para Blanca, una tontería, pero al fin y al cabo un regalo es un regalo. Pensé en regalarle una foto donde salíamos los dos abrazándonos y riendo, eran tiempos mejores, pero bueno, que ahora también intentaban serlo, de una o de otra manera, lo lograrían ser.

Daba vueltas por un Corte Inglés que me era extraño, porque hacía mucho que no iba a comprarme nada allí, lo que si me llamó la atención fue que, después de tanto tiempo había cambiado todo, menos el trato al cliente, que seguía siendo pésimo. Me acerqué a una vitrina donde exponían marcos de fotos y al final me decidí por comprar uno con dos ositos dándose un beso, muy ñoño, pero en ese momento es lo que sentía, la foto que tenía en casa de mis padres dentro de este marco quedaría que ni pintado. Mientras estaba pensando para mis adentros que a ver si le gustaría porque nunca había regalado nada a nadie, bueno si alguna vez. Creo que fue unos palos de golf para mi mujer, pero como no le gustaron les saque provecho yo, porque me iban muy bien para limpiarle la chimenea a mis padres. Trastos útiles para gente inútil, ese era mi lema.

Para mi tan solo me compré una americana, una camisa blanca y unos pantalones Emilio Tucci que costaron una pasta. Otra cosa que no entiendo, tener que dar falsas esperanzas a una chica cuando en realidad eres un tirado de mierda, como en mi caso, pero al menso aparentaría ser una cosa que no era por una noche.

Así que me encaminé de nuevo a casa de mi tía para dejar todas las cosas, para luego ir directo a casa de mis padres, para recoger la fotografía donde salíamos Blanca y yo. Eso es todo lo que pasó antes de irme a la famosa cena.

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