lunes, 16 de junio de 2008

Insomnio

El mundo se equivoca cuando, cree que los sueños son buenos, son esperanzas que el subconsciente, te hace creer que tendrás. Eso está muy bien que lo piense aquella persona que duerma de un tirón. Yo personalmente os puedo contar mi historia y todo lo demás, que muchas veces son pesadillas y no sueños, todos disfrazados de color de rosa, en un pasillo lleno de pétalos.

Hace como dos meses que no puedo dormir, más o menos desde que mi hermano mayor murió de sobredosis, en la parte de atrás de un bar de mala muerte allá por la zona de Gomila. Al principio, le eché la culpa a la pena por la pérdida de mi hermano, pero la cosa me empezó a mosquear después de dos semanas sin pegar ojo.

Me tumbaba en la cama y lo único que lograba entrever en mi habitación eran sombras de antiguas culpas, antiguos miedos y cosas por el estilo. Sobre las tres o las cuatro de la mañana lograba tumbarme y mirar el techo de mi cochambrosa habitación donde ni la mujer de la limpieza, ni plumero pasaba por ella. Por culpa de mis ganas de dormir, y mis pocas ganas de meterme a limpiar la casa que se caía encima de mis hombros, tan solo para poder ver, lo ruin que había sido mi vida, hasta aquel momento. Desde la cama, se podía oír el repiqueteo de las gotas cayendo poco a poco en el fregadero. La almohada, bueno ya no dormía con ella porque hacía tiempo que notaba como se me clavaban las plumas que tenía dentro. Al estar más o menos dos horas en esta situación, me levantaba para ir a servirme un vaso de whisky, donde los cubitos tronaban dentro del vaso, y dentro de mi cabeza también, mientras caía el liquido de color marrón como catarata de salvamento, parecía que dentro de la habitación era un mundo salvaje que dentro del mismo estaba pasando una corriente de agua muy fuerte. Todo esto pesaba en mis hombros, mientras, la televisión estaba encendida, y tan solo echaban programas de propaganda, donde solo hacían que vender cosméticos que te alargaban la vida de las células de la piel etcétera.

Estuve una semana más o menos así hasta que cuando llegó a cumplirse la semana, algo raro pasó. En mi habitación ya no se veían sombras, ahora las sombras ya eran de verdad. Me atacaban y atosigaban, hasta que cansado ya no podía más y salía a la calle, sin rumbo ni destino al que agarrarme algún día. Pero las sombras se materializaban. Recorriese el barrio que recorriese siempre había algo que saliera de lo común. Una de esas salidas, llegué hasta el mismo callejón donde murió mi hermano, y lo único que encontré fueron restos de sus últimos vómitos. Nadie le fue a llorar a la tumba, nadie se preocupó de él lo más mínimo; y aún se que si me siento aquí, a esperar una señal, algún día vendrá a buscarme. Por eso tengo que tener los ojos abiertos. Y bajo ningún concepto cerrarlos. Vivir en la calle, es vital, así podré entender el dolor que tuvo que pasar mi hermano, en sus últimas horas, cuando gimoteaba, y todo el mundo, incluido yo mismo, pasé de él, donde quizás le hubiera servido un hombro donde apoyarse, lo único que encontró fue una espalda, y yo lo único que veo es que por mucho que espere sentado, esperando una señal, tendré que estar despierto por si mi hermano, al igual que mis preocupaciones al fin no estarán entre mis sueños y otros menesteres. Que lo mío es insomnio y no locura. Que lo mío es amor, y lo que la gente deja envolver a través de otras es un velo, largo y negro que todos llamamos hipocresía. Antes de que te corroa venme a ver, te estaré esperando, sentado en un rincón, donde mi hermano, se fue, sin esperanza, buscando una muerte digna y sin preocupaciones.

P.D: Creo que si me he quedado en un mundo de sombras y empeños donde una sombra envuelve mi vida, como un manto negro y espeso que pesa cuan conciencia sin escuchar. Escuchad mis palabras no me tratéis de loco.

-Creo que va mejorando, desde la última vez que lo vi, dormir no ha dormido, pero ahora al menos habla. –Dijo la conciencia a la cordura.

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