martes, 3 de junio de 2008

Lolita

Annabel era, como el narrador, de origen híbrido: medio inglesa, medio holandesa. Hoy recuerdo sus rasgos con nitidez, mucho menor que hace pocos años, antes de conocer a Lolita. Hay dos clases de memoria visual: con una, recreamos diestramente una imagen en el laboratorio de nuestra mente con los ojos abiertos (y así veo yo a Annabel, en términos generales tales como "piel color miel", "brazos delgados", "pelo castaño y corto", "pestañas largas", "boca grande, brillante"); con la otra evocamos instantáneamente, a ojos cerrados, en la oscura intimidad de los párpados, el objetivo, réplica absolutamente óptica de un rostro amado, un diminuto espectro de colores naturales (y así veo a Lolita).
Este libro a mí me marcó una época, un momento, un anhelo, gracias a Vladimir Nabokov, empecé a pensar que yo tambíen podía aportar algo en la sociedad de hoy en día, espero que, no digo al igual, pero si en pequeña porción marcar a los que me leen. A vosotros una parte de mis preferidos pasajes.
extraído del capítulo 3 de Lolita. Autor Vladimir Nabokov

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