viernes, 13 de marzo de 2009

Dulce Placer



Suave, suele acariciar la luz,
tu piel pálida
como la luz de la mañana,
que entra lentamente,
cuyo sueño teme despertar.

Tus manos, temblorosas asían
el alto de las cortinas,
a lo más alto,
para que puedas observar
más el día.

Transparencias, que dejan
ver tu vestido,
un cuerpo desnudo,
esbelto, erguido,
bello.

Tus ojos, son ventanas
que permiten ver
que piensas,
que dudas,
que quieres,
que sueñas,
Son como pequeñas esmeraldas,
verdes como la yerba,
pero no cuentan,
si no aguardan,
me observan,
mientras yo estoy
tumbado en la cama,
que anoche deshicimos,
ahora contemplo, nada más,
aquella escultura, bella
y lisa, tu cuerpo que,
ilvana mis sentidos y que,
sin ir más lejos, mi mano juega,
se aproxima tan solo para rozar,
intentar alcanzar,
controlar o tal vez
erizar y ruborizar
hoy tu fina piel.

Con ganas, pero a la vez a mi pesar,
me quiero levantar del camastro,
el que anoche destrozamos
al amarnos, claro está.

Y recuperar uno a uno
los momentos de la
noche anterior,
cada caricia,
cada beso,
cada suspiro,
aliento,
estremecimiento,
cada hora,
minuto, segundo.

Si te soy sincero,
no estaría de más
el perderme dentro de ti,
para ensayar un vals, lento
y apasionado,
bajo las sabanas,
mientras la mañana
de paso a una noche
estrellada, y así
sucesivamente hasta
terminar exhaustos de placer.
By Lan

1 comentario:

Anónimo dijo...

afortunado de poder decir esas palabras con base real, amar así es vivir