martes, 19 de agosto de 2008

Conóceme XXII

L

a primera cita que tuvo Andrés fue rara, por no decir desastrosa, menos mal que la chica tenía paciencia, porque si no. Entendedme, que Andrés nos tenía a nosotros, sus amigos, cuando digo amigos, me refiero también a Aladriel, que resultó que siempre se presenta en plan para ahuyentar, aunque en el fondo, cuando la conoces, es una poetisa con mucho sentimiento y rabia, por la indiferencia que hay contra la homosexualidad, vamos en otras palabras que se llevaba muy bien con Pedro. Nosotros dábamos consejos, pero el que se jugaba el tipo era Andrés, sin duda.

Todo esto empezó, al poco de presentarnos a Aladriel, la llamo así porque no quiso desvelar su nombre hasta un poco más tarde. Cuando Calimero se presentó en el punto y aparte con una noticia, que fue la siguiente.

-Chicos, he conocido a una chica-dijo con un brillo en los ojos que nunca lo había visto.

-No lo hagas- le dijo Charlie-el último que la miró con malas intenciones, lo despidieron de inmediato.

-Ya, lo sé, pero ha sido Teo quien ha propuesto la cita.

-¿Qué?

-Pues lo que oyes, que ha sido el padre quien ha propuesto la cita.

-No, eso no ¿Cómo llamas al padre?

-Teo de Teodoro, el me dijo que le llamará así ¿Qué puedo hacer? ¿Dónde la llevo? ¿Qué me pongo? Chicos, creo que estoy sufriendo un pánico escénico más rápido de lo que pensaba.

-No pases pena- dijo Alfonso mientras se frotaba las manos- yo te ayudaré, si algún otro quiere ayudarme que levante la mano- pero claro, todo eso era una pregunta retórica que ninguno íbamos a levantar-. Pues bien, empecemos a dar clases de modales- Alfonso hizo un gesto a uno de los camareros para que viniera a la mesa, una vez allí Alfonso se acercó a la oreja para susurrarle algo-. Bueno chicos, ahora veréis lo que es ser un caballero con una dama. Yo que sé… por ejemplo Ricardo, tú harás de mujer, si, serás nuestro maniquí de pruebas. No le pegues ni nada de eso.

-¿Para qué has llamado al camarero?

-Ya lo veréis. Ahora lo que importa es hacer un poco de teatro. Imaginaos que Andrés está, no sé ¿el cine va bien?

-Si- contestó él asustado, os lo puedo asegurar.

-Vale, vamos a hacernos una pequeña idea ¿qué iríais a ver? Las posibilidades son, Pulp Fiction, Los puentes de Madison, o incluso me podría atrever a decir Mujercitas.

-Está súper claro, iría a ver Pulp Fiction para iniciarla en el buen cine.

-No chaval, tendrías que haber elegido lo que a ella le gustase, la primera cita siempre es la primera cita, es donde se llevan la primera impresión. Como veo que esto va a ser más largo de lo que pensaba, creo que lo tendremos que hacerlo por fascículos. Ahora empecemos a usar el maniquí. Ricardo tú eres la chica ¿de acuerdo? Ahora sal del bar, Andrés estate atento por lo que pueda pasar, porque saldréis los dos como pareja.

Los dos asintieron y al llegar al umbral Andrés cogió la puerta y salió primero. Alfonso excitado, por no decir echando humo, se estaba dando manotazos en la frente y rechinaba con sus propios dientes en un estado de consternación bastante desagradable por así decirlo. Andrés por otra parte entró tranquilo y sin pausa.

-¿Para cuándo es la cita?

-Dentro de dos días.

-De acuerdo ¿Qué ropa llevarás?

-La que llevo siempre, es una simple cita.

-¿Cómo puedes decir eso? Sobre todo tú que llevas veintiséis años sin salir con nadie. Mañana vamos a comprar algo adecuado. Y lo de la cita, te pondremos un pinganillo en la oreja.

-Vale, si lo llego a saber no os digo nada. Ahora tengo a Alfonso excitado por ayudarme y a Aladriel por otra parte dándome consejos por si llego a ir a la cama con ella. Vaya par.

Llegó el día de la cita, los cinco lo seguimos, incluso Alfonso estuvo a punto de ir a la cita por él, pero al final se quedó porque lo convencimos para que se quedara dando instrucciones desde la sombra.

En primer lugar fueron al trabajo para saludar al padre, que por lo que más tarde me enteré le dio un extra a Andrés para esa cita. Se ve que estaba desesperado por encontrar un pretendiente que valiera la pena. Después de salir del trabajo, se marcharon directos a un restaurante donde Alfonso era cliente habitual, un sitio de tapas donde te tratan muy bien, no sé si se llamaba Lizarran o algo así, no me acuerdo, ella entró primero en el restaurante, como bien le había dicho Alfonso. El caso es que estuvieron hablando, y la conversación era animada porque no hacían más que reír, las cosas salían bien al fin.

Sinceramente salió tan bien, que era hasta aburrido estar siguiéndolos, pero claro Alfonso tenía que estar toda la primera cita. Nuestro niño se había hecho un hombre, ya tenía una cita.

Después de la cena, se marcharon dando una vuelta por el paseo del borne y allí empezó a ir todo mal, porque se encontraron con Aladriel y esta empezó a sacar sobre la mesa sus cartas de cazador en plan:

-Andrés, chico si no espabilas vendrá alguien y se la llevará- Nuria se sonrojó, pero la cosa no terminó allí-, es más, me atrevería a decirte que si no le haces nada esta noche, se lo haré yo por ti.

Empezó a tartamudear y a sudar como un cerdo, lo vimos de lejos y tuve que ir yo, a quitar de escena a Aladriel.

-Venga vámonos ¿no ves que aquí sobramos?

-Sobraras tú, porque le acabo de proponer a Andrés un trío.

Después de todo esto decidimos no seguirle más, porque vimos que no le estábamos haciendo más mal que bien.

Al día siguiente nos llamó a todos y cada uno de nosotros que estaba saliendo con Nuria y que ella nos quería conocer. Que por muy desastrosos que fuéramos, éramos sus amigos y lo tenía que comprender.

No hay comentarios: