miércoles, 6 de agosto de 2008

Personal

Cuando cae la noche,

Y deja entrar el día

Tu rostro veo,

Cubierto de viejas heridas,

Dejando paso a cualquier

Ayude que necesites.

Te ayudo.

Bajo,

Por tu hermoso cuerpo,

Y dejo embelesarme,

Por su historia,

Sus manchas,

Tú.

Anoche olvidé,

Cualquier tipo de

Reparo, pues no me fijé

En caracteres distintos,

Simplemente

Te seguí.

De la comisura de tus labios

Emana una vida tenue

Y apagada, que, aunque,

Estés conmigo en cama.

No logro adivinar,

Pero aún así, sigo

Acariciándote.

Me das las manos,

A merced de lo que pueda pasar.

Y en ese momento,

Nos besamos.

Juego con tu espalda,

Quitando el resto de la ropa que dejé ayer.

Te prometo ser uno,

Tú y yo.

Pero lo único que consigo es

Caricias, y más caricias

Besos y jadeos

Secos y violentos.

Intento descubrir tu cuerpo,

Bajar por esa montaña que es tu figura,

Y cada dos por tres me paro, porque

Cada milímetro de tu cuerpo es

Un mirador.

Detallando el alba de un día,

Me desperté y no estabas.

Me preocupé, pero

Al levantarme,

Noté que me estabas explorando

A las luces de esa intimidad

Que es el amanecer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

wenas mi niño, espero que te hayas inspirao en mi para escribir este pequeño pero gran poema, sino ya sabes lo que te espera...otra noche para que me inspecciones y puedas hablar de cuerpo.TE QUIERO